Peso, alimentación y embarazo

Unas embarazadas ganan más peso que otras durante el embarazo pero el peso del bebé siempre está relacionado con el peso habitual de la madre y con su índice de masa corporal (IMC) antes del embarazo.

Aumento de peso en el embarazo

La subida de peso durante el embarazo es progresiva. Durante el primer trimestre de gestación, el aumento de peso es moderado ya que el bebé crece poco durante este periodo.

Sin embargo, a partir del cuarto mes la embarazada empieza a ganar peso de forma progresiva. Por regla general, la futura mamá gana entre cuatro y cinco kilos de peso a partir de la primera mitad del embarazo.

El aumento de peso es más importante al final del embarazo ya que el bebé crece mucho. Así, la embarazada puede llegar a engordar doce kilos justo antes del parto.

Las mujeres con embarazos de riesgo deben seguir una alimentación adecuada bajo control médico. Se consideran embarazos de riesgo aquellos de que tienen lugar durante la adolescencia, así como los embarazos gemelares o múltiples, los embarazos en mujeres con varios embarazos seguidos y los de las mujeres vegetarianas o veganas.

En efecto, las mujeres embarazadas no se suelen alimentar suficientemente y las vegetarianas o veganas sufren carencia de vitamina D, vitamina B12, hierro, yodo y calcio.

Control de peso en el embarazo

El control del peso se efectúa dos veces al mes, por la mañana en ayunas y siempre en la misma balanza. Si la embarazada gana demasiado peso, no gana suficiente peso o lo pierde debe consultar con el médico rápidamente.

Cómo debe alimentarse la mujer durante el embarazo

La embarazada debe vigilar su alimentación. No tiene por qué privarse de alimentos pero tampoco debe comer por dos.

Asimismo, cuando la embarazada sufre sobrepeso u obesidad, está demasiado delgada o tiene diabetes gestacional debe pedir consejo a un médico nutricionista. No se debe empezar una dieta sin consultar antes con un médico. Todas las dietas están contraindicadas al principio del embarazo, salvo aquellas que han sido prescritas por el médico por razones de salud, como la diabetes gestacional.

La alimentación de una embarazada debe ser variada y equilibrada. No hay que privarse ni restringir ningún alimento para evitar que el feto tenga carencias nutricionales.

Es necesario hacer cuatro o cinco comidas equilibradas al día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena). No hay que saltarse ninguna comida pero tampoco se debe picar entre horas. También es importante comer lentamente y masticar despacio.

Asimismo, se recomienda el consumo de cinco frutas y verduras al día. Como desayuno y merienda, la embarazada puede tomar jugos de frutas sin azúcar en el desayuno.

Riesgos del sobrepeso y la obesidad en el embarazo

Las embarazadas con sobrepeso u obesidad pueden experimentar subidas de tensión arterial, problemas de diabetes gestacional o de flebitis, mayor riesgo de cesárea y de reanimación neonatal al nacer el bebé.

Una mujer cuyo índice de masa muscular (IMC) se mantenga entre 18,5 y 25 en los meses anteriores al embarazo tiene mayor probabilidad de dar a luz un bebé de peso normal.

La subida de peso depende de la morfología, de la talla y del peso habitual. A veces es mayor en mujeres delgadas y menor en mujeres más gruesas. Las mujeres de morfología normal suelen aumentar unos 12 kg aproximadamente pero las mujeres embarazadas de gemelos suelen ganar entre 3 kg y 4 kg más de peso.

Al principio del embarazo, el 33 % de las calorías están destinadas a la formación de la placenta y al aumento del volumen de los senos y del útero. Normalmente, una alimentación equilibrada permite cubrir las necesidades energéticas de una mujer embarazada.

Qué alimentos se deben privilegiar durante el embarazo

Las embarazadas deberían comer alimentos ricos en calcio porque es esencial para la salud de los huesos y para la constitución del esqueleto del bebé. Se encuentra en la leche y los productos lácteos. Los nutricionistas aconsejan consumir tres o cuatro productos lácteos al día (uno en cada comida) en forma de leche, queso, yogur y queso blanco. Un vaso de leche equivale a un yogur de 125 g o 20 g de queso.

Asimismo, la vitamina D aumenta la absorción del calcio de los alimentos. Además, las necesidades de vitamina D se duplican durante el embarazo por las propias necesidades del bebé. El pescado graso, la sardina, el salmón, el hígado, los huevos y los productos lácteos son alimentos ricos en vitamina D. El cuerpo sintetiza esta vitamina gracias a la acción del sol sobre la piel.

Se recomienda aportar vitamina D a todas las mujeres embarazadas a partir del sexto o séptimo mes de gestación porque en este momento el bebé crece más y empieza a desarrollar su esqueleto. Las mujeres embarazadas sufren carencia de vitamina D, particularmente al final del embarazo y en invierno. Los suplementos de vitamina D solo pueden ser prescritos por un médico o una comadrona.

También son esenciales los aportes de hierro, principalmente al final del embarazo, para prevenir la disminución de los glóbulos rojos que pueden originar una anemia. Todo ello puede aumentar el riesgo de nacimiento prematuro y bajo peso al nacer el bebé. Estos son los alimentos con alto contenido en hierro: huevos, pescado y carnes, legumbres, lentejas, judías, garbanzos, oleaginosas, espinacas. Se recomienda comer pescado en todas sus formas (incluidas las conservas de sardinas, atún y caballa), al menos, dos veces a la semana.

La vitamina C presente en el brócoli (brécol), los limones, naranjas y pomelos permite la absorción del hierro.

No obstante, si el aporte de hierro es insuficiente o la embarazada sufre anemia, el médico puede prescribir un tratamiento a base de hierro. Conviene recordar que este aporte puede ser peligroso en caso de hipertensión arterial y de diabetes o cuando no se ha interrumpido el consumo de tabaco.

La vitamina B9 favorece el desarrollo del feto. Se encuentra, principalmente, en las verduras verdes. Los alimentos más ricos en vitamina B9 son: las espinacas, canónigos, endivias, ensalada verde, berros, achicoria, diente de león, castañas, nueces, garbanzos, lechuga, coles, puerros, alcachofas, frijoles, guisantes, espárragos, remolacha, calabacín, aguacate, lentejas, huevos, queso, zanahorias, tomates, rábanos, cebollas, maíz, pimientos, plátanos, kiwis, melón, frutas rojas, dátiles e higos.

El déficit de vitamina B9 en el organismo conlleva anomalías en el desarrollo de la placenta, retraso del crecimiento del feto y anomalías neurológicas, así como un aumento del riesgo de prematurez.

Por este motivo, los expertos recomiendan a todas aquellas mujeres que estén intentando quedarse embarazadas seguir un tratamiento con vitamina B9 desde antes de la concepción hasta el segundo mes de embarazo.

El yodo es indispensable para asegurar el buen funcionamiento del la glándula tiroides y el buen desarrollo del cerebro del bebé. El yodo se encuentra en los crustáceos, los pescados de mar, la leche y los productos lácteos, los huevos y la sal yodada. El médico puede prescribir un tratamiento médico en caso de carencia de yodo.

La embarazada debe consumir azúcares lentos como las féculas, los cereales y el pan ya que los glúcidos son fundamentales para la alimentación del feto.

Las proteínas se encuentran en carnes, pescados, huevos y productos lácteos.

Las frutas se deben consumir sin ninguna moderación.

La fibra también es beneficiosa durante el embarazo. El pan integral tiene dos veces más de fibra que el pan blanco.

El pescado es un alimento muy importante durante el embarazo. Aporta las cantidades suficientes de yodo, selenio, vitamina D, vitamina B12 y omega 3. Todas estas sustancias son indispensables para el buen desarrollo del bebé y la formación de su cerebro. El atún, las sardinas, la caballa y el arenque son muy nutritivos. Por el contrario, se aconseja evitar los peces de río, como las anguilas ya que pueden tener restos de mercurio.

Es importante beber mucha agua (entre 1,5 y 2 litros al día) para disminuir los riesgos de infección urinaria y estreñimiento. Después del nacimiento del bebé se debe seguir bebiendo mucha agua, sobre todo cuando la mamá decide dar el pecho al bebé. También se recomienda tomar un vaso de leche por la noche antes de acostarse.

Qué alimentos y bebidas deben evitarse

Conviene evitar los excesos alimentarios durante el embarazo, así como el consumo de bebidas excitantes como el té, el café, la coca-cola, la soja (y los productos a base de soja) porque contienen fitoestrógenos que pueden tener repercusiones en el bebé.

Asimismo, la embarazada debería dejar de tomar alcohol y tabaco ya que aumentan el riesgo de prematurez y de bajo peso del bebé al nacer. También se recomienda disminuir el consumo de mantequilla, aceites e hígado animal. Este último contiene fuertes concentraciones de vitamina A que puede representar un riesgo para el feto.

Los platos muy especiados, sazonados o ricos en grasas no son beneficiosos, al igual que los productos azucarados como galletas, bollos, bombones o chocolate. También debe evitarse el consumo de edulcorantes, alimentos enriquecidos con fitoesteroles como la margarina y los productos ligth o dietéticos.

La embarazada no debe comer maníes (cacahuetes) si tiene alergia a este fruto seco para evitar alergias en el bebé.

Vitaminas para subir de peso en el embarazo

En caso de carencias alimenticias identificadas, el médico puede recetar calcio, vitamina D y hierro a la embarazada pero con mucha prudencia si la mujer es diabética, ha estado embarazada en los dos años anteriores, realizó una dieta muy restrictiva en las semanas anteriores al embarazo, tiene sobrepeso o está muy delgada.

Cuando se está embarazada es necesario comer dos veces mejor, en lugar de dos veces más.

En algunas ocasiones, la embarazada y el feto no obtienen todos los nutrientes que necesitan mediante una alimentación equilibrada y completa. En estos casos, el ginecólogo prescribe las llamadas vitaminas prenatales. Son especiales para las mujeres embarazadas y contienen ácido fólico, calcio, hierro, los beta carotenos y la vitamina D. El zinc, el cobre, las vitaminas B y C y los ácidos grasos Omega 3 también están presentes. Ahora bien, estos complejos no sustituyen a la dieta equilibrada y correcta sino que la complementan.

Los suplementos alimenticios suelen ser básicamente vitaminas, sales minerales o antioxidantes y se presentan en forma de perlas, cápsulas, ampollas o infusiones. Sin embargo, estos productos son ineficaces o dañinos para las mujeres embarazadas. La vitamina A, por ejemplo, puede provocar malformaciones. Por eso, una mujer embarazada con buena salud, sin ninguna carencia en particular, no necesita consumir estos complementos alimenticios sin consultar a un médico.

Por qué se debe tomar ácido fólico durante el embarazo

El tratamiento con ácido fólico permite disminuir los riesgos de malformaciones neurológicas del feto. En concreto, la carencia de ácido fólico puede provocar el cierre del tubo neuronal del feto. Las mujeres embarazadas de gemelos que no se alimentan adecuadamente o que han tenido varios embarazos seguidos están más expuestas.

Debe iniciarse antes de la concepción, es decir, en el momento en que se suspenden los métodos anticonceptivos. El médico determinará la duración del tratamiento aunque, por lo general, suele prolongarse hasta ocho semanas después del inicio del embarazo.

Qué hacer cuando el feto está bajo de peso

Una mujer embarazada suele ganar, de media, 500 g de peso cada semana pero siempre hay diferencias entre unas mujeres y otras. La mitad de estos 500 g, aproximadamente, van a parar al feto.

Puesto que el feto crece mucho y gana más peso durante el tercer trimestre de gestación, la madre debe ingerir aproximadamente 300 calorías suplementarias al día. En cuanto al resto del embarazo, basta con ingerir 200 calorías suplementarias al día.

Qué comer para que el bebé gane peso durante el embarazo

El bebé gana mucho más peso en el tercer trimestre de gestación. No obstante, a muchas madres, especialmente durante el primer embarazo, les preocupa que el feto no aumente de peso y se preguntan qué deben comer para subir el peso de su bebé durante la gestación.

Alimentos para aumentar el peso del bebé durante el embarazo

La futura mamá debe seguir una alimentación sana, equilibrada y variada basada en alimentos muy nutritivos si quiere que el bebé engorde mientras se encuentra en el vientre materno. En ella tendrán cabida las proteínas que aporta la carne magra, el pollo, el pescado, los huevos, los hidratos de carbono y, especialmente, los minerales y las vitaminas de las verduras de hoja verde.

Por el contrario, la embarazada debe evitar los llamados azúcares refinados, los alimentos hipercalóricos y las calorías vacías.

Además de los descritos en el párrafo anterior, alimentos tales como los frutos secos (almendras, nueces, cacahuetes), aguacate, quesos y mantequilla de maní orgánica enriquecen la dieta y contribuyen a aumentar el peso del bebé. Los purés elaborados con leche descremada en polvo en vez de agua, los huevos revueltos, las semillas de lino y los batidos de frutas también benefician al bebé.

Foto: © fotorince - 123RF.com

CCM Salud es una publicación informativa realizada por un equipo de especialistas de la salud.
El documento « Peso, alimentación y embarazo » se encuentra disponible bajo una licencia Creative Commons. Puedes copiarlo o modificarlo libremente. No olvides citar a CCM Salud (salud.ccm.net) como tu fuente de información.