Fluconazol

Qué es el fluconazol

El fluconazol es una medicamento antifúngico y antimicótico.

En Francia, el fluconazol se comercializa con el nombre de Trifulcan.

Para qué sirve el fluconazol

El fluconazol se utiliza para curar las micosis, infecciones causadas por hongos y levaduras de parásitos.

Se prescribe como tratamiento para las infecciones de la boca (muguet), del esófago y de los pulmones.

El fluconazol también se usa para tratar la meningitis, una infección por hongos de las membranas que recubren el cerebro y la columna vertebral.

Asimismo, el fluconazol se emplea para prevenir las infecciones por hongos en las personas que son más propensas a infectarse porque tienen el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), cáncer o les han transplantado un órgano.

Tomar fluconazol para tratar la candidiasis o la micosis vaginal

El fluconazol está indicado para el tratamiento de las infecciones por hongos en el aparato genital femenino.

Tomar fluconazol para tratar los hongos en las uñas

Se prescribe el fluconazol para el tratamiento de las infecciones graves por hongos en la piel y las uñas.

Precauciones antes de tomar fluconazol

Las personas que son alérgicas al fluconazol deben decírselo a su médico y farmacéutico antes de empezar cualquier tratamiento con este fármaco. También deberán prevenirle si están tomando astemizol, cisaprida, eritromicina, pimozida, quinidina o terfenadina porque estos medicamentos no deben tomarse junto al fluconazol.

En general, antes de empezar un tratamiento con fluconazol se aconseja informar al médico sobre los medicamentos con y sin receta que se están tomando, así como las vitaminas, suplementos nutricionales y productos de herbarios está tomando o planea tomar.

Las personas que han tenido cáncer, síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), latidos cardíacos irregulares, enfermedad del corazón, de los riñones o del hígado, carencias de calcio, sodio, magnesio o potasio en la sangre e intolerancia a la lactosa o la sacarosa deberán comunicárselo a su médico.

Las mujeres que están embarazadas, piensan quedarse embarazadas o dan el pecho a su bebé no deberán tomar fluconazol porque daña al feto.

Antes de una operación es necesario decirle al médico que está tomando fluconazol.

No se aconseja conducir vehículos ni operar maquinaria antes de saber si le afecta este medicamento porque el fluconazol puede provocarle mareos o convulsiones

Cómo tomar fluconazol

El fluconazol se administra por vía oral o intravenosa.

En cuanto a la posología, el fluconazol, por lo general, debe tomarse una vez al día con o sin alimentos. La duración del tratamiento dependerá del tipo de afección que se va a tratar, de la respuesta del organismo ante el fármaco y de la prescripción del médico.

Siempre se deben seguir las instrucciones del medicamento recetado y consultar cualquier duda con un médico o farmacéutico.

Presentaciones de fluconazol

Fluconazol se presenta en tabletas de 50 mg, 15 mg y 200 mg y en una suspensión líquida para administrarse por vía oral.

Qué hacer en caso de sobredosis de fluconazol

En caso de sobredosis o de intoxicación accidental con fluconazol, acude inmediatamente a un médico.

Los síntomas de sobredosis de fluconazol pueden incluir las alucinaciones y las psicosis o el temor a que otras personas quieran hacerle daño

Cuándo no se debe tomar fluconazol

Tomar fluconazol está contraindicado en caso de padecer insuficiencia hepática, insuficiencia renal e hipersensibilidad a compuestos azólicos.

Por qué no se debe tomar fluconazol durante el embarazo y la lactancia

Tomar fluconazol durante el embarazo puede provocar anomalías congénitas múltiples en el bebé. Por eso se debe evitar su consumo a menos que se padezca una infección fúngica grave.

Tampoco se aconseja tomar fluconazol cuando se da el pecho a un bebé.

Cuáles son los efectos secundarios del fluconazol

El consumo de fluconazol puede provocar dolores de cabeza, mareos, náuseas y vómitos, dolor abdominal y diarrea.

Deberás acudir de inmediato a un médico tras la aparición de cansancio extremo, sangrado o cardenales, falta de energía, pérdida del apetito y dolor en la parte superior derecha del abdomen.

Otros efectos secundarios graves son la coloración amarillenta en la piel o los ojos, la aparición de síntomas parecidos a los de la gripe, orina de color oscuro y heces de color pálido.

En algunos casos se han descrito convulsiones, sarpullido, ampollas o descamación de la piel, urticaria, comezón, inflamación de la cara, la garganta, la lengua, los labios, los ojos, las manos, los pies, los tobillos o las pantorrillas y dificultad para respirar o tragar.

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