La sequedad ocular (o síndrome del ojo seco) puede ser debida a la toma de ciertos medicamentos (ansiolíticos, tratamientos hormonales sustitutivos que se utilizan en el tratamiento de la menopausia, etc.), a la contaminación, al aire acondicionado, al uso de lentillas o, simplemente, a la edad. La sequedad ocular se manifiesta por una mayor sensibilidad a nivel de los ojos, una molestia ante la luz o, incluso, una dificultad para abrir los ojos por la mañana. Todo ello provoca una inflamación a nivel del ojo (ojo rojo) y una disminución de la agudeza visual provocada por una disminución en la secreción de lágrimas.