El samandarin es una toxina secretada por la salamadra para defenderse de sus depredadores e impedir el desarrollo de bacterias y de micosis sobre su piel húmeda. Esta neurotoxina, presente en el muco producido por la piel de la salamandra, no puede atravesar la piel del hombre pero puede penetrar en el organismo a través de los ojos o de una herida. El samandarin provocará una ligera irritación (lagrimeo) y, en las personas más sensibles, puede provocar transtornos respiratorios, náuseas y vómitos.