Pericarditis - Síntomas

Definiciones

La pericarditis es una inflamación del pericardio, la membrana que envuelve el corazón. El pericardio se compone de dos capas que delimitan en su seno una cavidad normalmente vacía. Hablamos de pericarditis cuando esta membrana se inflama. La cavidad puede llenarse de líquido, en cuyo caso hablamos de pericarditis con derrame, en oposición a la pericarditis seca. La pericarditis puede ocurrir de una manera puntual (la llamada pericarditis aguda) o ser mucho más larga (pericarditis crónica). La pericarditis aguda puede ser debida a una infección (viral la mayoría de las veces) o bacteriana, aparecer en el marco de la evolución de un cáncer, ser la consecuencia de un infarto, de una enfermedad como la tuberculosis por ejemplo, o sobrevenir sin explicación lo que es bastante frecuente (hablamos de pericarditis idiopática). En cuanto a la pericarditis crónica, es de duración superior a tres meses, ejerce una resistencia a la buena actividad del corazón y de ahí nace su denominación de pericarditis constrictiva.

Síntomas

En la pericarditis aguda, los síntomas son: dolor torácico intenso y repentino que ocurre generalmente en reposo, como una sensación de ardor o de opresión. El dolor suele aumentar cuando se está de pie, durante la respiración profunda y al toser. A veces parece como si disminuyera cuando el paciente se inclina hacia delante. En los casos en que el origen es infeccioso, frecuentemente aparece fiebre. En cuanto a la pericarditis constrictiva crónica, los signos clínicos son aquellos que aparecen por los efectos que producen sobre la actividad del corazón y que corresponden a los síntomas de la insuficiencia cardíaca .

Diagnóstico

Los signos de pericarditis pueden ser detectados mediante un simple examen clínico, especialmente durante la auscultación del corazón con un estetoscopio. Un ruido de fricción muy especial puede alertar al médico para realizar un electrocardiograma; éste puede mostrar signos específicos. Una radiografía de tórax puede ser útil, pero lo que va a afirmar el diagnóstico es la ecocardiografía, ya se trate de una pericarditis aguda o crónica. En los casos de pericarditis aguda, un análisis de sangre pueden ayudar a detectar la causa.

Tratamiento

Las pericarditis de origen viral o infeccioso, benignas, se reabsorben espontaneamente y sin secuelas; la mayor parte de las veces son suficientes varias semanas de reposo asociadas con la ingesta de antiinflamatorios. Otras formas más graves de pericarditis a veces requieren cirugía de emergencia, en particular en los casos de pericarditis con derrame purulento. Si un cáncer u otra enfermedad identificada es la causa, su tratamiento es esencial.

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