Calambre - Síntomas

Definición

Un calambre corresponde a una contracción muscular dolorosa, incontrolable y transitoria. Se distingue de la contractura en que ésta dura más tiempo. Los calambres a menudo se producen durante el ejercicio o al final del mismo, y afectan principalmente al músculo estriado, de control voluntario, sobretodo de los músculos de las extremidades, especialmente los de las piernas. Ocurren de repente y duran desde unos pocos segundos hasta varios minutos antes de desaparecer sin dejar secuelas. Es debido a la estimulación demasiado intensiva de los músculos, con la acumulación de ciertas moléculas, sobretodo el calcio, que es responsable de una excitabilidad excesiva del músculo. Se ven favorecidos por un esfuerzo muscular demasiado intenso, un calentamiento insuficiente, una mala hidratación y a la ausencia de estiramientos de los músculos solicitados al finalizar del esfuerzo. La mayoría de estas contracciones se manifiestan, pues, en el contexto de un esfuerzo pero pueden ocurrir con menos frecuencia y sin ningún tipo de estimulación, incluso por la noche. Los calambres también pueden formar parte de las enfermedades específicas que afectan a los músculos o a los nervios que inervan estos músculos.

Síntomas

Los calambres musculares se caracterizan por:

  • inicio repentino de un dolor en uno o más músculos;
  • el músculo aparece contraído en la palpación, y cuando se le solicita algún movimiento aumenta el dolor;
  • el paciente se alivia con el estiramiento del músculo;
  • el dolor desaparece espontáneamente al parar su estimulación, a los pocos minutos como máximo.

Diagnóstico

Un calambre que se produce en un contexto deportivo, que generalmente es el caso más frecuente, es fácil de diagnosticar porque aparece en el contexto de un esfuerzo significativo, especialmente cuando podemos identificar los factores que lo favorecen como el cansancio, la intensidad del esfuerzo muscular solicitado o mucho calor con falta de hidratación. Los calambres son reconocidos por la propia persona que ya los ha padecido o por sus compañeros. Ningún exámen complementario es necesario si no persiste y se puede preveer una consulta con el médico en caso de que se presenten con mucha frecuencia.

Tratamiento

Para detener el calambre basta con estirar el músculo que se contrae. La hidratación y la utilización no excesiva del músculo afecto durante unos minutos después de detener el dolor permiten, en general, reducir el exceso de moléculas no deseadas y evitar la aparición de un nuevo calambre. Si los calambres son causados por una enfermedad identificada hay que hacer un tratamiento de esta causa más para reducir su frecuencia de aparición.

Prevención

Para evitar los calambres es importante mantenerse bien hidratado durante o en previsión de un gran esfuerzo. Los deportistas deben prestar una especial atención a su calentamiento. Después de un esfuerzo, unas sesiones de estiramiento son recomendables especialmente para los músculos a los que se le ha exigido un esfuerzo intenso.

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