La disforia se manifiesta por una perturbación del humor y puede aparecer en transtornos de tipo bipolar, una desintoxicación, un duelo, por la toma de opiáceos o por una depresión. Es un estado duradero en la mayoría de los casos. La disforia de género es empleada por los psicoterapeutas cuando sus pacientes sufren problemas de identidad sexual. Una persona con disforia sufre un cierto malestar y a veces presenta ataques de cólera que pueden afectar a su entorno o crisis de tristeza intensa. Se aburre y es una persona insatisfecha.