La victimización es un proceso psicológico incrementado por la manera que la sociedad toma en cuenta a estas víctimas. Cuando una persona es víctima de un suceso trágico, de cualquier naturaleza, siente un dolor natural y proporcional al hecho que lo ha provocado y a su vivencia. Sin embargo, este sentimiento puede ser desproporcionado y renovarse de manera recurrente: el sentimiento de injusticia puede acentuarse y provocar que la persona no pueda analizar los hechos con objetividad. Este hecho es más importante si la sociedad le ha dado a esta víctima un estatus casi sacralizado.