El telencéfalo, el diencéfalo, el mesoencéfalo y el metencéfalo son estructuras del encéfalo y todas ellas forman parte del sistema nervioso central. El telencéfalo, por ejemplo, contiene la información que, esencialmente ha permitido al ser humano diferenciarse del resto de animales gracias a la inteligencia, la memoria, el habla y la capacidad de sentir y moverse.
El telencéfalo es la parte mayor y más desarrollada del cerebro y está situado sobre el diencéfalo.
Esta estructura cerebral se divide en dos mitades simétricas (hemisferios) que están unidas entre sí por el llamado cuerpo calloso. La mayoría de los centros de funciones están ubicados simétricamente en cada hemisferio pero algunos centros como el del lenguaje son únicos y se sitúan en el hemisferio derecho o en el izquierdo.
Cada hemisferio se divide, a su vez, en diferentes partes: lóbulo frontal, parietal, temporal y occipital.
Mientras que el lóbulo frontal, situado en el área frontal del cerebro, controla el movimiento y el comportamiento, el lóbulo parietal, situado en la parte trasera superior, se encarga de las sensaciones. El lóbulo temporal está situado detrás de cada sien y permite el reconocimiento de las personas y es el responsable de la audición. En cambio, el lóbulo occipital localizado en la parte posterior de la cabeza controla la visión.
La capa más externa del telencéfalo se denomina córtex o corteza cerebral y tiene muchos pliegues y un grosor de dos a cuatro milímetros. La corteza cerebral, también llamada materia gris debido a su color gris, está formada por cuerpos celulares que contienen entre 19 y 23 miles de millones de células nerviosas.
La información que una persona obtiene mediante los cinco sentidos llega a la corteza cerebral a través de la médula espinal.
El diencéfalo es una estructura situada en la parte interna central de los hemisferios cerebrales.
Se encuentra entre los hemisferios y el tronco del encéfalo y a través de él pasan la mayoría de fibras que se dirigen hacia la corteza cerebral.
El diencéfalo se compone de varias partes: tálamo, hipotálamo, subtálamo, epitálamo, metatálamo y tercer ventrículo.
El tálamo está formado por dos masas voluminosas situadas bajo los hemisferios cerebrales. Constituye la vía de entrada de todos los estímulos sensoriales excepto el olfatorio. En el tálamo residen las emociones y los sentimientos. Además, está conectado con la corteza y filtra los estímulos que llegan a ella.
El hipotálamo es un pequeño órgano situado dentro del lóbulo temporal intermedio del cerebro y de la memoria. Forma la base del tálamo, donde se localiza la hipófisis, glándula con función neuroendocrina encargada de regular el funcionamiento de todo el sistema hormonal. El hipotálamo produce la hormona de oxitocina y de la vasopresina y contiene centros que regulan la actividad de la hipófisis anterior, el sistema nervioso autónomo, la temperatura corporal y la ingesta de agua y alimentos. Asimismo, este órgano está vinculado con el estado de vigilia y la sensibilidad emocional.
El subtálamo está delante del tálamo y al lado del hipotálamo. Se encarga de dirigir el movimiento corporal. Las vías neuronales que lo atraviesan van hacia el tálamo, el cerebelo y los ganglios basales.
El epitálamo se sitúa en la parte posterior del diencéfalo, al lado del mesencéfalo. Está formado por la glándula pineal o epifisi y los núcleos de la habénula. La epífisi es una glándula endocrina que segrega la hormona de la melatonina. A mayor cantidad de luz solar, mayor cantidad de melatonina produce. En cambio, la habénula favorece la comunicación entre el sistema límbico y la formación reticular.
El metatálamo está formado por el cuerpo geniculado medial y el cuerpo geniculado lateral en cada lado. El cuerpo geniculado medial actúa como una estación de retransmisión de los impulsos nerviosos entre el pedúnculo inferior y la corteza auditiva. El cuerpo geniculado lateral acomoda las terminaciones de las fibras de la vía óptica.
Por último, el tercer ventrículo es un tejido conectivo localizado en el interior del diencéfalo. Se comunica con los ventrículos cerebrales laterales a través de los agujeros de Monro. El techo del tercer ventrículo se denomina epitálamo y en él se encuentra la epífisis o glándula pineal.
El mesencéfalo o cerebro medio forma parte del encéfalo. Está situado en la parte interior central de la masa cerebral.
Esta estructura cerebral está constituida por el tronco del encéfalo, encargado de conectar a todos los espacios del encéfalo (el puente troncoencefalico, el cerebelo y el diencéfalo).
El mesencéfalo conduce tanto los impulsos motores desde la corteza cerebral hasta el puente troncoencefálico como los impulsos sensitivos desde la médula espinal hasta el tálamo.
Los tubérculos cuadrigéminos también forman parte del mesencéfalo y se encargan de coordinar los movimientos que realizan los glóbulos oculares como respuesta sensorial a cualquier estímulo que provoque al sentido de la vista. Además, los tubérculos cuadrigéminos interiores registran los estímulos auditivos percibidos por el oído así como los movimientos de la cabeza relacionados con éstos.
El metencéfalo es la segunda vesícula del encéfalo en desarrollo embrionario originada por el rombencéfalo y generadora del cerebelo, el puente de Varolio y cuatros nervios craneales: V (nervio trigémino), VI (motor ocular externo), VII (nervio facial) y VIII (nervio auditivo).
Contiene en su parte media la última porción del cuarto ventrículo que dará lugar a los tubérculos cuadrigéminos en el mesencéfalo y en la parte anterior a los pedúnculos cerebrales.
Cada placa del metencéfalo contiene tres grupos de neuronas motoras: el grupo somático que dará lugar al núcleo del nervio motor ocular externo, el grupo visceral que contiene los núcleos del trigémino y facial y el grupo general cuyos axones intervienen en formación de las glándulas submaxilares y sublinguales.
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