La sepsis se define como el conjunto de síntomas generados por el organismo en respuesta a una inflamación sistémica. Después de la infección, la propagación de la misma se realiza a través de la vía sanguínea y aparecen una serie de sìntomas. Estos están representados por criterios específicos: un cambio en la temperatura corporal que se eleva por encima de 38 ° C aunque tambièn puede caer por debajo de 36º, una frecuencia respiratoria mayor de 20 por minuto y una presión arterial de CO2 en sangre menor de 32 milímetros de mercurio (se detecta en los gases en sangre arterial o gasometrìa arterial), una taquicardia mayor de 90 latidos por minuto, una leucocitosis mayor de 12.000 leucocitos por milímetro cúbico de sangre, o una leucopenia o presencia de menos de 4.000 leucocitos por milímetro cúbico de sangre. En la sepsis, la infección inicial se debe encontrar la infecciòn inicial y ser tratada oportunamente para prevenir la progresión hacia una sepsis grave o shock séptico.