Emparentamos la mayoría de las veces la otoplastia con la cirugía estética de las orejas despegadas. La otoplastia es la intervención de cirugía estética para arreglar las orejas despegadas así como también otras malformaciones de las orejas.
Esta intervención es la mayoría de las veces bilateral y concierne a ambas orejas, pero puede también ser unilateral cuando solamente una oreja es afectada, induciendo una molestia por la disimetría.
Esta cirugía de embellecimiento no tiene ningún papel funcional (audición), sino un papel de corrección de las anomalías auriculares remodelando el cartílago del pabellón auricular.
Las tres malformaciones frecuentes son frecuentemente asociadas, pero pueden presentarse a veces de manera aislada.
Un angulación excesiva entre el pabellón auricular y el cráneo (ángulo retroauricular). Se trata del helix valgus, que da el verdadero aspecto de despegadura de las orejas.
En el transcurso de un defecto de plicatura del cartílago, la parte alta de la oreja no es lo suficiente plegado sobre sí misma y aparece como demasiado liso o sin pliegues.
La hipertrofia del cartílago central (la concha) acentúa la proyección de las orejas hacia adelante y su distanciamiento con relación al cráneo.
La otopolastia puede ser realizada a partir de 7 años. Sin embargo, el cirujano estético debe asegurarse que la solicitud de intervención venga del niño y no exclusivamente de los padres. La motivación del niño por operarse se debe mayormente a sufrimientos psicológicos por burlas de otros niños en la escuela. Esto justifica la intervención. Los adultos pueden ser operados a toda edad.
La intervención de una otoplastia se efectúa bajo anestesia general la mayoría de las veces, pero el modo de anestesia depende de la tolerancia de cada paciente y de la concertación entre el médico anestesista, el cirujano y el paciente. Puede ser local (producto analgésico inyectado localmente) o local asistida (anestesia "vigilada": calmantes por vía intravenosa).