La lavativa es el antiguo nombre que recibía el enema, a base de agua potable al que se añadía o no un medicamento, y se inyectaba en el ano. Se consideraba a la lavativa como un remedio soberano contra numerosas enfermedades. Se prescribía a menudo a los pacientes en los siglos XVII y XVIII. La palabra lavativa también designaba al instrumento que se utilizaba para administrar el enema y tenía un aspecto como el de una jeringa en estaño. Hoy en día , los enemas se utilizan principalmente en caso de estreñimiento muy severo o para limpiar el recto en caso de tener que realizar un exámen médico (colonoscopia, tacto rectal).