El calificativo de anecógeno sirve para designar un tejido, un líquido o un órgano que no reenvía ningún eco, es decir, ningún ultrasonido. Una estructura es anecógena o no siempre en el marco de una ecografía. Así, la vejiga es un órgano anecógeno contrariamente al hígado que genera un eco cuando se practica una ecografía. Por ello decimos que el hígado es ecógeno. Entre las sustancias líquidas anecógenas encontramos la orina y el líquido amniótico. Las estructuras anecógenas aparecen en negro en la pantalla del ecógrafo ya que el aparato funciona a partir de la recepción del eco reenviado por las diferentes estructuras del organismo.