El electroencefalograma o EEG es una prueba indolora que permite medir la actividad eléctrica del cerebro. Se lleva a cabo por medio de electrodos colocados en el cuero cabelludo que registran las variaciones de los potenciales eléctricos de las neuronas que traducen la actividad cerebral. Esta actividad es transcrita sobre un aparato sobre un trazado gráfico, que puede ser interpretado por un neurólogo. El EEG se realiza cuando se sospecha algunas enfermedades neurológicas como la epilepsia, la encefalitis, las enfermedades infecciosas o inflamatorias del cerebro, así como los trastornos del sueño. En este último caso, el EEG se lleva a cabo durante la hospitalización del paciente para pasar una noche en el hospital con estos electrodos. El EEG también se puede utilizar para confirmar el estado de muerte llamado muerte cerebral: el EEG muestra una gráfica perfectamente plana.