El dióxido de titanio es una molécula que contiene titanio y oxígeno, en forma de cristales pigmentados. Se utiliza en las pinturas, en los dentríficos, en los quesos industriales, en los medicamentos, en pastelería y confitería por sus propiedades opacificantes y clorantes. Puede ser tóxico cuando se encuentra en forma de polvo. Irrita las vías respiratorias y podría ser canrígeno y perjudicial para las estructuras de las células.