Los adolescentes que sufren hikikomori viven recluídos, a menudo durante largos períodos, en su habitación, en el domicilio de sus padres. No se sienten en armonía con el mundo exterior y se ailan y rechazan el contacto con los demás. Este problema no está en relación con ninguna patología neurológica. Se trata de una manifestación de abatimiento de cara a las presiones sociales y escolares ligadas a la competitividad, que los adolescentes no pueden soportar y por eso prefieren huir y aislarse. Este fenómeno se ha descrito, sobretodo, en Japón.