El tabaquismo pasivo que es la inhalación involuntaria del humo exhalado por uno o varios fumadores en las cercanías de una persona que no fuma es una noción bien conocida desde hace muchos años. Varios estudios señalan los efectos secundarios al largo plazo de los residuos del humo de los cigarrillos.
La desaparición del humo producido por la combustión de un cigarrillo cuanto éste es consumido no significa que no existe riesgo para la salud.
En efecto, vivir en un lugar donde una o varias personas fumaron representa un riesgo médico. El doctor Bertrand Dautzenberger, presidente de la oficina de prevención del tabaquismo en Francia, estima que los residuos del humo representan una verdadera contaminación por partículas muy finas que contaminan las superficies de las viviendas o de los coches y permanecen largamente en suspensión en el aire para depositarse luego sobre todas las superficies en las cuales una o varias personas fumaron, como en moquetas, muebles, ventanas, parabrisas y en los coches.
Todos los especialistas que trabajan en esta problemática afirman que este humo de un tercero contiene tantas sustancias cancerígenas como las emitidas por el tabaquismo activo o pasivo y que representa un peligro suplementario que se vuelve más tóxico con el tiempo y que persiste en lugares cerrados.
Los niños, los más frágiles frente a este tipo de contaminación, cuando son expuestos a estos residuos del tabaco, corren el riesgo de presentar síntomas patológicos años más tarde.
Un estudio de la Universidad de California publicada en enero de 2014 en la revista "Plos One" señala los riesgos del humo de tercera mano. Los resultados de estos trabajos efectuados sobre ratones concluyen que las personas expuestas presentan un riesgo para su salud (problemas pulmonares y hepáticos) y los niños podrían presentar trastornos neurológicos severos.
Manuela Martins Green, autora principal del estudio concluye que los ratones expuestos a los residuos de humo, presentan una hiperactividad, un retraso de cicatrización, situación ya conocida en los fumadores, riesgo de patologías pulmonares, enfermedades cardiovasculares y de cirrosis del hígado.
La hiperactividad observada en los ratones en el transcurso de este estudio sugiere fuertemente el riesgo de la aparición de trastornos neurológicos en los niños expuestos a este humo de tercera mano.
Para estos especialistas, hay que evitar fumar en el hogar o en el coche, sobre todo cuando niños viven allí o permanecen allí. La interdicción total es cada vez más evocada.
Recordemos que fumar en un coche provoca una contaminación nada despreciable. Un estudio de la Universidad de Aberdeen publicado en 2012, concluye que fumar en un coche provoca una tasa de contaminación de partículas finas 3 veces superior a la tasa máxima preconizada por la OMS. Los diputados británicos evocaron en enero de 2014 la interdicción de fumar en los coches donde estén niños.
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