Al dios de la medicina, Asclepios, le fue erigido en el siglo III antes de Cristo templos y un teatro, el teatro de Epidauro, en el Peloponeso, en Grecia. Los griegos le hacían ofrendas a Asclepios y a otros dioses sanadores y frecuentaban los dispensarios que encontraban. Epidauro tenía la reputación de que era capaz de curar a los enfermos que allí fueran. Las curaciones espontáneas de Epidauro eran famosas y la condición era que los pacientes realizaran ciertos ritos impuestos.