La rigidez cadavérica (rigor mortis en latín) es el agarrotamiento de los músculos que se observa en una persona que acaba de morir. Esta contracción muscular que aparece entre media hora y dos horas después de la muerte es debida al hecho de que los músculos y los tejidos en general pierden su elasticidad cuando una persona muere. Desde un punto de vista químico, la rigidez cadavérica es debida a la coagulación de la miosina y de la actina que tienen habitualmente un papel de lubrificante muscular. Esta rigidez cadavérica desaparece al cabo de dos a cuatro días.