La caída del cabello es un problema que afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque suele afectar más a los primeros. El implante de cabello o transplante capilar se ha convertido en una técnica muy utilizada. La principal causa de la pérdida de cabello en el hombre es la herencia y en el caso de las mujeres la menopausia.
Existen varias técnicas y procedimientos para implantar cabello. La cirugía de implantes de cabello no es una alternativa para aquellas personas que padecen de calvicie total. Quienes decidan someterse a este tipo de procedimiento deben contar con un crecimiento sano de cabello en la parte posterior de la cabeza, como así también a los lados, ya que esas zonas se constituirán en donantes de cabello y será de donde se extraigan los colgajos e injertos.
La cirugía de implante de cabello consiste en quitar una franja de cuero cabelludo de la parte posterior de la cabeza. En esta zona el cabello es permanente y no se cae. A partir de allí se obtienen micro injertos (unidades de cabello) que se implantan en las zonas desprovistas de pelo. Antes del procedimiento, el cirujano debe brindar a los pacientes toda la información acerca de la técnica y los posibles resultados.
El implante se realiza con anestesia local y de forma ambulatoria. Al utilizarse cabellos del propio paciente, el resultado es natural y permanente. El post-operatorio requiere cuidados simples e implican pocas o casi ninguna molestia a los pacientes. Pueden reintegrarse a sus actividades diarias de inmediato. Dependiendo del grado de calvicie de cada paciente se requerirán entre 2 y 3 intervenciones.
Pueden aparecer algunas complicaciones como, por ejemplo, el crecimiento desigual del cabello. Esto, habitualmente, suele suceder al colocarse el implante al lado de una zona rala. Este problema se puede solucionar con una cirugía adicional. Al tensionar el cuero cabelludo en algunos procedimientos, pueden presentarse hemorragias o cicatrices anchas o, incluso, ambas cosas. Eventualmente, aunque no es habitual, puede producirse el rechazo del injerto, en cuyo caso se deberá repetir la cirugía. Como en la mayoría de las intervenciones quirúrgicas, el riesgo de infección siempre está latente, para lo cual deberá ingerirse la medicación recetada por el médico.