La
caída del cabello es un problema que afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque suele afectar más a los primeros. El
implante de
cabello o transplante capilar se ha convertido en una técnica muy utilizada. La principal causa de la pérdida de cabello en el hombre es la
herencia y en el caso de las mujeres la
menopausia.
Varias técnicas
Existen varias técnicas y procedimientos para implantar cabello. La
cirugía de implantes de cabello no es una alternativa para aquellas personas que padecen de
calvicie total. Quienes decidan someterse a este tipo de procedimiento deben contar con un crecimiento sano de cabello en la parte posterior de la cabeza, como así también a los lados, ya que esas zonas se constituirán en donantes de cabello y será de donde se extraigan los colgajos e
injertos.
¿En qué consiste la cirugía de implante de cabello?
La cirugía de implante de cabello consiste en quitar una franja de
cuero cabelludo de la parte posterior de la cabeza. En esta zona el cabello es permanente y no se cae. A partir de allí se obtienen micro injertos (unidades de cabello) que se implantan en las zonas desprovistas de
pelo. Antes del procedimiento, el cirujano debe brindar a los
pacientes toda la información acerca de la técnica y los posibles resultados.
Tratamiento ambulatorio
El implante se realiza con
anestesia local y de forma ambulatoria. Al utilizarse cabellos del propio paciente, el resultado es natural y permanente. El post-operatorio requiere cuidados simples e implican pocas o casi ninguna molestia a los pacientes. Pueden reintegrarse a sus actividades diarias de inmediato. Dependiendo del grado de calvicie de cada paciente se requerirán entre 2 y 3 intervenciones.
Complicaciones del implante de cabello
Pueden aparecer algunas complicaciones como, por ejemplo, el crecimiento desigual del cabello. Esto, habitualmente, suele suceder al colocarse el implante al lado de una zona rala. Este problema se puede solucionar con una cirugía adicional. Al tensionar el cuero cabelludo en algunos procedimientos, pueden presentarse
hemorragias o
cicatrices anchas o, incluso, ambas cosas. Eventualmente, aunque no es habitual, puede producirse el rechazo del
injerto, en cuyo caso se deberá repetir la cirugía. Como en la mayoría de las
intervenciones quirúrgicas, el riesgo de
infección siempre está latente, para lo cual deberá ingerirse la medicación recetada por el médico.
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