La preeclampsia es una complicación del embarazo que afecta a entre el 5 % y el 7 % de las mujeres gestantes. Se caracteriza por provocar un aumento de la presión arterial y otros problemas.
La preeclampsia es el aumento de la presión arterial sistémica durante el embarazo.
La preeclampsia se acompaña de aumento de peso y pérdida de proteínas por la orina. Esta patología puede llegar a poner en peligro la salud, tanto de la madre como del feto. Es muy importante que las gestantes se realicen los controles del embarazo para poder detectarla de forma precoz.
La preeclampsia es más frecuente en los primeros meses de embarazo pero lo habitual es detectarla durante el tercer trimestre. No se conocen las causas exactas de esta patología.
La eclampsia es la fase grave de la preeclampsia. Además de los síntomas anteriormente descritos, la embarazada experimenta convulsiones y puede llegar a entrar en coma.
La eclampsia es mucho menos frecuente que la preeclampsia y suele afectar a mujeres embarazadas adolescentes o mayores de 40 años, así como a aquellas que están embarazadas de gemelos o tienen antecedentes de hipertensión arterial o problemas renales.
La preeclampsia provoca un gran aumento de peso, formación de edemas en los pies, hipertensión arterial, cefaleas, problemas visuales, proteinuria y cuadros vertiginosos.
La eclampsia se caracteriza por producir cuadros convulsivos o pérdida de conocimiento, pausas respiratorias y dolores generalizados. También conviene tener en cuenta que puede ser asintomática. En este caso solo se detecta mediante un control de presión arterial.
Cuando la preeclampsia no se detecta en su fase temprana o la mujer gestante no recibe el tratamiento apropiado, la enfermedad se agrava progresivamente y la vida de la madre y del bebé corre peligro. Una preeclampsia severa puede afectar al hígado, al cerebro y a los riñones y provocar la muerte.
Cuando la preeclampsia es grave o el estado de salud de la madre empeora rápidamente, los médicos deciden provocar el parto.
En general, la preeclampsia se manifiesta en el tercer trimestre de embarazo pero puede aparecer en cualquier momento, incluso en el parto o después del parto. Esta patología suele manifestarse 48 horas después del parto aunque puede aparecer hasta seis semanas después.
La preeclampsia postparto puede ser grave para la madre. Casi el 80 % de las mujeres que mueren a causa de la preeclampsia lo hacen durante el período postparto por dos motivos principales. Durante el postparto, el recién nacido recibe toda la atención y si la preeclampsia no produce síntomas puede pasar desapercibida y llegar a ser muy grave.
Por lo tanto, se recomienda acudir a un médico inmediatamente ante la aparición de cualquiera de los síntomas descritos anteriormente.
La preeclampsia se controla bien con tratamiento antihipertensivo y suele desaparecer al cabo de seis semanas.
Generalmente, los médicos intentan adelantar el parto siempre que el desarrollo del bebé lo permita. Cuando no es posible, se aconseja el ingreso de la madre en el hospital para guardar reposo, controlar el estrés y disminuir la hipertensión arterial.
Asimismo, la embarazada debe seguir un régimen sin sal y rico en potasio ya que, además de ser un buen diurético, ayuda a disminuir la tensión arterial.
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