El tiempo de sangría representa la duración entre la formación de una herida y el cese de la hemorragia. Es una de las pruebas de coagulación sanguínea donde se mide qué tan rápido se cierran los vasos sanguíneos para detener el sangrado.
En la gran mayoría de los casos un análisis del tiempo de sangría es prescrito cuando existe un síndrome hemorrágico que no puede explicarse por una anomalía de la coagulación o una trombocitopenia. Este análisis permite estudiar el tiempo de formación de un trombo plaquetario (coágulo de plaquetas).
Los valores normales son de 2 a 4 minutos cuando la medición es realizada según la técnica de Duke (incisión mínima sobre el lóbulo de la oreja), y de 3 a 5 minutos cuando se utiliza la técnica de Ivy (incisión en el antebrazo después de poner el brazo bajo presión por un tensiómetro).
El tiempo de sangría se extiende más tiempo en caso de trombocitipoenia (reducción del número de plaquetas en la sangre), trombopatía (funcionamiento anormal de las plaquetas), anemia, embarazo, enfermedad de Willebrand.
También puede resultar más largo en caso de tomar aspirina, incluso en pequeñas dosis, en los 8 días precedentes a la prueba.
El tiempo de sangría es más corto en el niño.
Los resultados del análisis del tiempo de sangría pueden variar según los métodos utilizados por los laboratorios. Para conocer su significado, es mejor consultar a un médico.
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