Después de una fractura, el organismo es capaz de fabricar de nuevo el hueso y se forma un espesamiento óseo con el fin de favorecer la cicatrización del hueso: se trata de un callo óseo. La duración total del fenómeno es de unas pocas semanas, pero depende del hueso implicado, la ubicación de la fractura y la edad del individuo: un niño en crecimiento pleno tendrá mucha más facilidad para crear rápidamente un callo, que podrá después de algún tiempo dar un hueso tan sólido como antes de la fractura. El callo óseo toma normalmente la forma inicial del hueso antes de la fractura; no es siempre el caso y hablamos entonces de callo vicioso.