El infarto óseo es una destrucción de parte del hueso debido a la falta de vascularización de una determinada zona.
Hablamos con frecuencia de osteonecrosis, un término que refleja la destrucción celular después de la interrupción del suministro de oxígeno.
Los infartos óseos son generalmente el resultado de un coágulo de sangre que bloquea una arteria que irriga a un hueso. También pueden ser el resultado de un traumatismo.