La enfermedad de Parkinson es una enfermedad degenerativa que se debe a la destrucción progresiva de ciertas neuronas del cerebro, responsables de un déficit en dopamina que origina los síntomas típicos de esta enfermedad: temblores en reposo, lentitud de movimientos y rigidez muscular.
La evolución viene marcada por un inicio en el que sólo está afectado un sólo lado del cuerpo. Después las alteraciones aparecen en los dos lados y se van agravando progresivamente.
Ciertos medicamentos permiten enlentecer la evolución pero la evolución en sí misma no se puede modificar.
En un primer estadío que se denomina "luna de miel" los tratamientos disminuyen los síntomas. Pero en un segundo estadío pueden aparecer los problemas derivados del tratamiento con dopamina. La eficacia del tratamiento puede volverse fluctuante y pueden aparecer dificultades para llevar un buen control del tratamiento. En el estadío final aparecen alteraciones de la marcha, alteraciones cognitivas y una progresiva dependencia del paciente.