Un placebo se presenta con la forma de un medicamento pero es absolutamente neutro, es decir, que no tiene ninguna acción biológica. Sin embargo, la persona a la que se le prescribe un placebo puede observar cambios físicos y mentales debidos a la sola idea de ser curado. En general, los placebos se utilizan en los ensayos clínicos terapéuticos para ofrecer una comparación con los efectos del medicamento probado o testado: ciertas personas reciben el medicamento en cuestión y otras reciben un placebo.
El efecto placebo se explica por un mecanismo de autosugestión capaz de aliviar los síntomas que siente una persona gracias a la producción de endorfinas por parte del cerebro. Así, cuando un paciente está convencido de que el tratamiento prescrito por su terapeuta es eficaz, puede sentir los efectos benéficos después de haber recibido, en su lugar, un medicamento que no contiene ningún principio activo. El efecto placebo puede aliviar síntomas durante un período de tiempo relativamente largo pero si la enfermedad es grave y de larga evolución el efecto placebo dura poco. El efecto placebo se utiliza en los test de los productos farmacéuticos.