La carboximetilcisteina es una sustancia llamada mucolítico. Facilita la expulsión de la mucosidad durante la tos. La carboximetilcisteina forma parte de los mucolíticos más corrientemente prescritos en caso de inflamaciones de las vías respiratorias superiores.
La carboximetilcisteina es utilizada en caso de bronquitis (inflamación de los bronquios), sinusitis (inflamación del pecho) o rinofaringitis (inflamación de la faringe). Sin embargo, es sobre todo en los pacientes portadores de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC que se define como una obstrucción de evolución lenta de las vías respiratorias) que esta sustancia puede ser indicada.
La carboximetilcisteina es un mucolítico. Es capaz de reducir la viscosidad de las secreciones bronquiales para facilitar su expulsión en las expectoraciones (tos y estornudos).
La inmensa mayoría de los medicamentos que contienen carboximetilcisteina están disponibles para la venta sin receta. No obstante, hay que asegurarse de no tomar un antitusivo al mismo tiempo que un tratamiento a base de carboximetilcisteina ya que puede provocar efectos secundarios tales como náuseas, dolores de estómago, incluso vómitos. En caso de duda es preferible pedir consejo a un profesional de la salud. Los casos de efectos secundarios (particularmente de orden digestivo) son bastante raros.
Los estudios realizados para evaluar la eficacia de la carboximetilcisteina para tratar la tos como síntomas de enfermedades inflamatorias demuestran una real eficacia de esta sustancia.
Sin embargo, estos resultados se tienen que tomarse con precaución. En efecto, la carboximetilcisteina es a menudo prescrito en enfermedades que se curan espontáneamente sin la ayuda de ningún tratamiento (lo que no es el caso del EPOC). Por eso, los medicamentos que contienen carboximetilcisteina pueden ser utilizadas en caso de infección de las vías respiratorias superiores, particularmente en los niños de más de dos años de edad.