La biopsia hepática es un procedimiento quirúrgico que consiste en la obtención de uno o varios fragmentos del hígado de un paciente con el fin de confirmar o descartar el diagnóstico de una enfermedad hepática, del tipo de la cirrosis o de lesiones asociadas. Se realiza bajo anestesia local. La biopsia hepática requiere hospitalización cuya duración varía entre 24 y 48 horas. Guiado por un ultrasonido, el cirujano inserta una aguja delgada entre las costillas con el fin de acceder a la zona dónde obtener la muestra. Después de la biopsia hepática se debe mantener al paciente en posición estirada durante las 6 horas posteriores al examen. Éste puede sentir algún dolor en el sitio de la punción, que se alivia fácilmente con algún medicamento contra el dolor.