Desde un punto de vista médico a un manipulador a menudo se le denomina más bien perverso narcisista. La mayoría de estas personas (que representan aproximadamente un 3% de la población) no son conscientes de que tienen este problema y están convencidos de que actúan por el bien de los otros (una minoría son sádicas y sienten placer haciendo sufrir a los demás). Las manipulaciones de estas personas se distinguen de los chantajes afectivos, de las pequeñas mentiras o de una culpabilización del otro que cualquier persona normal más o menos manipuladora puede llevar a cabo.