La diabetes se ha convertido en la primera causa de ceguera en Occidente en las personas de menos de 50 años de edad y aproximadamente el 2 % de los diabéticos se vuelven ciegos.
La diabetes altera la calidad de los pequeños vasos sanguíneos especialmente los que irrigan el ojo. Esto puede causar una retinopatía diabética, principal complicación de la diabetes, y problemas de la visión que pueden ocasionar una ceguera.
El tratamiento de una retinopatía diabética depende del estado de la enfermedad para detener la evolución de esta patología y evitar la aparición de una ceguera. Por otra parte, una vigilancia oftalmológica permite identificar los primeros signos de una retinopatía diabética.
Todas las personas diabéticas deben someterse a un examen oftalmológico con el fin de detectar los signos precoces de una retinopatía diabética que permita un tratamiento pero también evitar la agravación hacia una forma más severa que pueda causar una ceguera.
Las personas que presentan una diabetes de tipo 1 deben efectuarse el primer examen oftalmológico en el transcurso de los 3 a 5 años siguientes a la aparición de la diabetes.
Los pacientes con diabetes de tipo 2 deben efectuarse el primer examen oftalmológico desde el diagnóstico de la enfermedad.
Las personas diabéticas de tipo 1 y de tipo 2 deben realizarse un examen oftálmico una vez por año.
Las personas que tienen anomalías visuales o las que presentan una retinopatía evolutiva deben realizarse un chequeo más frecuente. Esta frecuencia debe ser propuesta por el oftalmólogo.
En los estadios precoces de una retinopatía diabética no proliferativa, un chequeo regular puede ser suficiente. En los pacientes que no presentan retinopatía o sólo presentan algunos microaneurismas, es posible espaciar los exámenes. En los pacientes que presentan una forma no proliferativa de retinopatía diabética de moderada a severa, son necesarios exámenes oculares frecuentes con el fin de determinar cuándo iniciar el tratamiento de la retinopatía.
Los pacientes diabéticos de tipo 2 que presentan una retinopatía diabética severa no proliferativa deben consultar rápidamente a un oftalmólogo debido al riesgo de disminución del 50 % de una pérdida severa de la visión.
Los pacientes de edad avanzada presentan un mayor riesgo de catarata, glaucoma o degeneración macular relacionada con la edad y otras afecciones que pueden conducir a una ceguera. Por lo tanto estos pacientes necesitan una vigilancia más estrecha.
Las mujeres que presentan una diabetes preexistente deben efectuarse un examen oftalmológico antes de la concepción y en el transcurso del primer trimestre del embarazo. Deben consultar con un médico sobre el riesgo de aparición o de evolución de una retinopatía diabética y realizarse un seguimiento durante el embarazo. La aparición de trastornos de la visión necesita una consulta urgente con un oftalmólogo.
Retinopatía diabética: definición y factores de riesgo
Retinopatía diabética: diagnóstico
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