Considerada como la más frecuente de las fracturas faciales, la fractura de nariz no necesita siempre una intervención quirúrgica. A continuación, un repaso sobre las causas, los síntomas y el tratamiento de una fractura de la nariz.
Una fractura de nariz es la consecuencia de un traumatismo, como un choque de frente o lateral, consecuencia de una herida, una caída, un accidente o una agresión. Las fracturas de nariz se producen frecuentemente en las personas que practican un deporte propicio a los contactos, como el fútbol, rugby, boxeo o hockey, por ejemplo.
Una fractura de nariz generalmente tiene consecuencias estéticas y funcionales.
Los signos de fractura más frecuentes son el dolor, la presencia de edemas (hinchazón), hemorragias y una deformación de la nariz debido al desplazamiento de los huesos. En caso de desplazamiento del tabique nasal, es posible que aparezcan también dificultades respiratorias.
Un examen clínico permite diagnosticar una fractura de nariz. Un escáner del macizo facial puede ser necesario para detectar una fractura eventual y compleja (fractura extendida a otros huesos).
En caso de fractura de nariz, la intervención quirúrgica no siempre es necesaria. Las fracturas de nariz que causan dificultades respiratorias son las únicas que necesitan una operación.
La intervención quirúrgica generalmente se practica de diez a quince días después del traumatismo. Hay que esperar que el edema se haya reabsorbido para que el cirujano pueda apreciar mejor los contornos y el aspecto de la nariz.
La operación consiste en reducir la fractura de la nariz por las vías naturales (las ventanas nasales). Se colocan contenciones al final de la intervención para soldar la fractura: se utilizan hilos dentro de la nariz y un yeso que se coloca sobre ésta. Los hilos se retiran cinco días después de la operación. Hay que esperar siete días para retirar el yeso.
Después de la operación, es posible sentir dolor y que aparezcan hematomas. Estos signos generalmente desaparecen después de algunos días. Los dolores pueden aliviarse con analgésicos.
Se prescriben lavados nasales con suero fisiológico durante una semana. Una segunda intervención es posible si la nariz presenta un aspecto antiestético después de la operación. En este caso se realiza una rinoplastia, pero únicamente a petición del paciente y después de la consolidación de los huesos (seis meses más tarde como mínimo).
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