¿Sabemos distinguir los síntomas entre golpe de calor y deshidratación? Para ambas patologías la causa es la misma: un exceso de calor. Sus síntomas son tan dispares que es muy difícil confundirlos.
El golpe de calor es una patología más grave, que afecta principalmente a trabajadores que ejercen su actividad laboral al aire libre y a personas de la 3ª edad y que está provocada por un mal funcionamiento de los centros reguladores del calor. Cada vez más se le conoce también con el nombre de estrés térmico.
Sus síntomas son: piel caliente y enrojecida, cara congestionada, sed intensa, cefalea, falta de transpiración (sudoración), dificultad respiratoria, pulso fuerte y contundente, pupilas dilatadas, fatiga, calambres musculares, convulsiones, temperatura corporal muy alta, mareos, náuseas, vómitos, alteración en el estado de conciencia, desmayo o pérdida de conciencia y somnolencia.
Se debe a una pérdida excesiva de líquidos y electrolitos en el organismo.
Sus síntomas son: piel pálida y húmeda, sudoración abundante, pulso débil, respiración superficial, las pupilas son normales, la temperatura corporal es normal, cefaleas y vómitos.
Los primeros auxilios necesarios para el golpe de calor y para la deshidratación por el calor también difieren.
Una persona que ha sufrido un golpe de calor debe trasladarse a un lugar fresco, a la sombra. Debe colocarse la cabeza elevada. Humedecer el cuerpo con alcohol o agua fría para bajar la temperatura. Organizar un traslado urgente al centro hospitalario más cercano.
Para una persona con deshidratación: también debe guardar reposo, pero con la cabeza más baja que el cuerpo. Propocionarle proporcionarle abrigo o calor. Pueden aparecer náuseas, pero después de un tiempo de descanso puede ingerir líquidos. Una vez sea posible la ingesta se le darán cuatro vasos de agua con una tableta o media cucharadita de sal diluida, a intervalos de 15 minutos. Después ya se puede intentar que beba zumos (jugos) de frutas para recuperar otros electrolitos. Si se presenta una estado de postración importante conviene buscar ayuda médica.
Beber agua abundante durante todo el día. Evitar las bebidas alcohólicas, las bebidas muy dulces y las infusiones calientes. Evitar las comidas abundantes, reemplazándolas por frutas y verduras. Usar ropa suelta, de materiales finos y colores claros (de preferencia que sean de algodón, evitar tejidos sintéticos que no dejan transpirar correctamente).
No hacer ejercicio físico en ambientes calurosos. Siempre que podamos estar en lugares frescos, con aire acondicionado. A los bebés y niños pequeños amamantarlos con más frecuencia y hacerles beber agua fresca y segura. Ducharse a menudo o mojarse el cuerpo con agua fresca, bañarse en piscinas si es posible.
Si la temperatura corporal aumenta hay que desnudar a la persona afectada, pasarle una esponja mojada por la cara, y preferentemente dar un baño corporal con agua fría, utilizando paños fríos y bolsas de hielo en la cabeza. Evitar la exposición al sol entre las 11 y las 18 horas.
Los pacientes diabéticos o que sufren problemas cardiovasculares deben consultar con su médico las medidas específicas que deben adoptar.
Una hidratación correcta es fundamental en estas fechas pero, aún más, para los grupos de población más vulnerables. Se calcula que un 30% de la población española está en situación de riesgo de sufrir deshidratación. Los españoles no están suficientemente informados de los riesgos que implica y no se hidratan adecuadamente. Los trabajadores que ejercen su actividad laboral al aire libre están particularmente expuestos: trabajadores de la construcción, personal de limpieza.
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