La necrosis del pezón y la areola de la mama es una complicación postoperatoria de la mamoplastia. Requiere un tratamiento inmediato y el tiempo de recuperación es largo.
La necrosis del pezón es la muerte de los tejidos que conforman la areola y el pezón. Se trata de la complicación más grave de la cirugía de mama o mamoplastia.
La mayor de las preocupaciones para las pacientes que se practican la cirugía de mamoplastia radica en la cicatriz que inevitablemente quedará después de la operación, aunque no se considere una complicación de la operación.
Las complicaciones postoperatorias de esta cirugía pueden ser inmediatas o tardías. Sin lugar a dudas, las primeras pueden dejar secuelas estéticas y funcionales. Las tardías son menos importantes en un sentido funcional pero pueden generar diferentes grados de alteraciones estéticas.
La necrosis del pezón se debe a un fallo en la vascularización del pezón al manipular el colgajo que es preciso formar para desplazar el pezón varios centímetros cuando está caído y se pretende colocarlo en una posición correcta.
Es la complicación más grave y de mayor daño estético y funcional pero también la menos frecuente. El porcentaje de incidencia varía y se sitúa en torno al 1 % de los casos. El paciente debe conocer los riesgos antes de someterse a la operación.
Así, cuanto mayor cantidad de tejido se retira, mayor es la posibilidad de necrosis areola-pezón.
Tras una operación de reducción mamaría o una pexia con un gran desplazamiento de la areola, es necesario vigilar la circulación sanguínea de esa zona y advertir a la paciente sobre la posibilidad de necrosis.
Si la necrosis es extensa y/o se acompaña de infección, además de los antibióticos y la resección del tejido afectado, deberá someterse a curas diarias para eliminar la infección y favorecer el crecimiento del tejido adecuado que permita la colocación de injertos definitivos o el cierre espontáneo de la piel.
El pezón se reconstruye con un trozo del pezón o de la areola del lado contrario.
También existen diferentes procedimientos para reconstruir un pezón de la nada. Cuando se necesita piel similar a la areola se extrae piel de la zona inguinal o vaginal -más oscura-,y con ella se reconstruyen el pezón y la areola.
Pero lo ideal es no perder el pezón y si después de la operación la paciente siente dolor, lo mejor es optar por desinsertar la areola y el pezón y llevarlos a la posición correcta a modo de injerto.
El proceso se curación de una necrosis del pezón suele durar dos o tres meses y se recomienda a las pacientes que reciban ayuda psicológica durante el proceso.
Si se detecta mala circulación en la areola y el pezón habrá que extirparlos, desepidemizarlos y poner esa estructura en un recipiente en suero fisiológico. Después, el cirujano preparará la zona receptora e injertará tanto la areola como el pezón en la posición final. Es muy probable que el pezón pierda sensibilidad y ciertas características pero si se hubiese necrosado, la reconstrucción sería mucho más compleja.
La necrosis grasa es un nódulo que se forma en la mama debido al daño o deterioro de las células grasas.
La necrosis grasa del seno es una patología frecuente en mujeres con senos muy grandes y suele aparecer como resultado de un traumatismo o golpe en la mama.
El nódulo está rodeado de una zona amoratada o enrojecida.
La necrosis grasa de la mama también es común en pacientes que recientemente han sido operadas para extraer un nódulo o bien se presenta después de una cirugía o de tratamiento con radiación.
La paciente siente dolor y la infección termina por provocar fiebre. La zona se inflama, enrojece y la herida supura.
Cuando las necrosis afecta a pequeñas zonas se puede mantener a la paciente en observación pero si la necrosis grasa es intensa, será necesario el desbridamiento quirúrgico y la antibioticoterapia.
Una vez que se haya curado la infección y la necrosis de los tejidos, el cirujano procederá a la reconstrucción secundaria de la zona mediante el uso de injertos.
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