Las fantasías sexuales

  • Las fantasías sexuales forman parte de nuestro pensamiento y son una de las estrategias que usamos para poder desarrollar una sexualidad completa y equilibrada.
  • Se definen como una ensoñación que nos ayuda a imaginar situaciones sexuales liberadoras de nuestro mundo cotidiano, ya sea por que pueden resultar placenteras o por que su imposibilidad de llevarlas a cabo las convierte en deseables.
  • La capacidad de fantasear no sólo es "normal", sino que es necesaria.
  • Consideramos las fantasías de forma negativa cuando se convierten en una condición indispensable para poder tener relaciones sexuales.

¿Para qué sirven?

  • Inducir o incrementar el deseo sexual, solos o acompañados.
  • Aumentar la excitación.
  • Reducir la ansiedad ante los comportamientos sexuales.
  • Evitar la monotonía y el aburrimiento.
  • Relajarnos y escapar de la tensión, e incluso conciliar el sueño.
  • Ensayar actividades sexuales que se desean realizar, o que no somos capaces de llevar a cabo en la vida real.
  • Superar los problemas de inhibición sexual.
  • Mejorar nuestra propia imagen, nuestra autoestima.
  • Borrar distracciones o presiones.
  • Incrementar nuestro placer sexual durante un encuentro sexual real.

Ayudan en la terapia sexual

  • Ayudan a resolver cuestiones emocionales, psicológicas o propiamente sexuales, que son fuente de displacer para las personas que acuden a la consulta de un sexólogo.
  • Pueden aumentar el interés personal por el sexo.
  • Ayudan a reducir las diferencias de deseo en una pareja.
  • Introducen ingredientes distintos o no practicados.
  • Disminuyen los sentimientos de culpa que se pueden relacionar con alguna situación o práctica erótica.
  • Incrementan la variedad sexual para romper con la monotonía y la rutina.
  • Pueden mejorar la autoestima corporal.

¿Puede una persona llegar a obsesionarse con una misma fantasía?

  • Cualquier conducta o pensamiento que se convierta en un acto compulsivo que no nos permita decidir libremente cuando y cómo utilizarlo dejará, por propia definición, de ser una conducta o un pensamiento agradable, para convertirse en una obsesión.
  • Se ha de diferenciar claramente de las fantasías recurrentes, es decir, esas a las que "recurrimos" a menudo porque nos funcionan, pero sin controlarnos.

¿Las fantasías son sólo para personas que están solas?

  • Rotundamente no: al igual que sucede con la masturbación, es una creencia errónea pensar que estas conductas o situaciones sólo se dan en algún momento del ciclo vital, o cuando no existe una relación afectiva-sexual.
  • Tanto la masturbación como la formulación de fantasías se dan a cualquier edad, independientemente de cualquier otra situación.

¿Pensar en otra persona que no sea la pareja habitual es una infidelidad?

  • No: el pensamiento es libre y la capacidad para fantasear también.
  • Una cuestión es el pensamiento y otra muy diferente la conducta.

¿Las fantasías tienen un límite?

  • El límite lo decide cada persona: depende del permiso que se dé cada persona para explorarla o para indagar en ella.
  • Otra de las funciones de las fantasías puede ser, precisamente, la de permitirnos traspasar los límites personales, ensayando situaciones sexuales o conductas que difícilmente nos permitiríamos llevar a la realidad.

¿Si las fantasías contienen escenas parafílicas significa que tenemos una disfunción?

  • Casi todas las fantasías se elaboran con algún elemento parafílico (exhibicionismo, voyeurismo, sadismo, masoquismo...).
  • Hemos de tener en cuenta que una cosa es lo que fantaseamos y otra diferente la realidad.

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