Los antiespasmódicos son medicamentos que ayudan a tratar los espasmos musculares. Intentan calmar o neutralizar las contracciones involuntarias de los músculos. A menudo se utilizan en los espasmos digestivos, en los dolores del tipo del cólico hepático o nefrítico y en los dolores uterinos de las mujeres. Algunos antiespasmódicos tienen pocos efectos secundarios, pero otros tienen una actividad anticolinérgica que puede provocar sequedad de boca, el estreñimiento, problemas de eliminación de orina o bien un aumento en la frecuencia cardíaca.