El calcio está presente en un 99 % en el esqueleto (huesos y dientes) en forma de cristales de hidroxiapatito. El 1 % restante tiene un papel de cofactor como activador de la coagulación sanguínea, la excitabilidad neuromuscular y los fenómenos de secreción.
El calcio entra en el organismo absorbido por el intestino y va hacia los órganos que tienen necesidad de este a través de la sangre.
El nivel de calcio en la sangre, calcemia, permite seguir o detectar disfunciones de la función renal, pero también síndromes de malabsorción. El análisis de calcemia es a menudo prescrito para seguir la evolución de la metástasis en un cáncer conocido.
Cualquiera que sea la edad y el sexo, el valor normal de la calcemia total se sitúa entre 2,2 y 2,5 mmol/l. El nivel normal de calcio ionizado se sitúa entre 1,10 y 1,20 mmol/l.
Cuando el nivel de calcio es inferior a 2,75 mmol/l, hablamos de hipocalcemia. Las crisis de tetania (temblores y contracciones de los músculos) son los primeros síntomas.
Un bajo nivel de calcio en la sangre puede ser producido por numerosos factores: un defecto de absorción del intestino, un déficit en vitamina D, raquitismo, hipoparatiroidismo e incluso por el embarazo.
Cuando el nivel de calcio es superior a 2,75 mmol/l, hablamos de hipercalcemia, que tiene a menudo dos causas principales. La primera es el hiperparatiroidismo primario, a menudo asintomático, pero puede complicarse y producir una litiasis urinaria, osteoporosis o incluso úlceras. La segunda causa principal es la hipercalcemia paraneoplásica, que suele manifestarse como la complicación de un cáncer conocido, ocasionando frecuentemente una hipercalcemia aguda.
Los resultados de un examen de calcio en la sangre dependen del método utilizado en el laboratorio. Es importante que el médico tratante evalúe los resultados y determine el tratamiento más adecuado para el paciente.
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