El dolor menstrual o dismenorrea es una molestia común entre las mujeres, especialmente las más jóvenes. Actualmente se pueden tratar los síntomas y mitigar los dolores con medicamentos y algunos gestos simples.
La dismenorrea es uno de los problemas más comunes en la mujer. Consiste en un dolor agudo, sordo e intenso, muy similar a un cólico, que aparece en el abdomen unos días antes de la menstruación y que suele durar dos o tres días.
Aunque es normal sentir dolor durante la regla, para un tercio de las mujeres estas molestias son tan severas que les impiden llevar una vida normal durante esos días. Esto es lo que conocemos como dismenorrea o periodo menstrual doloroso. En efecto, mientras que para algunas mujeres la menstruación pasa casi inadvertida, para otras se convierte en un verdadero infierno cada mes.
Las mujeres que sufren dismenorrea experimentan síntomas que incluyen cefaleas, dolor abdominal, cólicos, diarrea, irritabilidad y cambios de humor, entre otros.
Esta patología se da más frecuentemente entre las mujeres jóvenes.
Los periodos menstruales dolorosos perjudican las relaciones personales, sociales y familiares de las mujeres que los padecen.También afectan al rendimiento laboral o escolar, llegando a provocar un estado de angustia ante la llegada de la próxima menstruación.
Al no producirse el embarazo, el útero desencadena contracciones para expulsar el endometrio, una mucosa que recubre el interior del útero cuyo objetivo es acoger a un posible embrión. Estas contracciones son las causantes del dolor.
Por otra parte, antes y durante la menstruación el organismo produce unas sustancias denominadas prostaglandinas encargadas de desencadenar las contracciones del útero y como consecuencia el dolor. Además, cuantas más prostaglandinas se fabrican, mayor es el dolor. Aunque la susceptibilidad individual es muy grande.
Por esto, el tratamiento adecuado para la dismenorrea consiste en inhibir las prostaglandinas con fármacos a base de ibuprofeno o naproxeno.
Son los síntomas que aparecen después de la ovulación. Los padecen el 90 % de las mujeres en edad fértil. Se trata de una combinación de cambios físicos y psicológicos que aparecen entre siete y diez días antes de la menstruación:
Los cambios físicos incluyen: ligero aumento de peso, hinchazón del abdomen y el pecho, alteración del ritmo intestinal (estreñimiento), dolor de cabeza, vértigos, dolor en las articulaciones, dolores musculares, problemas de sueño (insomnio o sueño excesivo), calambres o infección urinaria.
Respecto a los cambios emocionales, la mujer puede experimentar cambios bruscos de humor, irritabilidad, depresión, ansiedad, enfados sin motivo aparente, agresividad, llanto fácil, intranquilidad, disminución de la memoria y falta de concentración o problemas de autocontrol.
El dolor menstrual empieza inmediatamente después del período premenstrual. En este caso, los síntomas comienzan unas horas antes de la menstruación y se prolongan, más o menos, hasta 48 horas después de aparecer la regla.
Los síntomas menstruales suelen ser más intensos que los premenstruales. Las mujeres experimentan dolor de cabeza o cefalea, así como un dolor intenso, similar a un cólico, en el abdomen. Este dolor puede extenderse a la parte inferior de la columna y los muslos, además de aumentar y disminuir en intensidad.
También se sufren náuseas, vómitos, diarrea, calambres y sudoración y a veces se necesita orinar frecuente. Asimismo, es frecuente que la dismenorrea vaya acompañada de dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales y frigidez.
En cuanto a los síntomas psicológicos, las mujeres suelen padecer cambios de humor, irritabilidad, nerviosismo, depresión, astenia y falta de energía.
Aproximadamente, entre el 30 % y el 50 % de las mujeres sufren dismenorrea o menstruaciones dolorosas y la mayoría las ha padecido alguna vez en su vida.
Algunas mujeres son más propensas que otras a padecer estos dolores.
Pueden contribuir a la aparición de dismenorrea tener antecedentes de dismenorrea en la familia, la falta de ejercicio físico, el consumo excesivo de tabaco, cafeína y alcohol, además de sufrir estrés, un estado emocional o afectivo alterado (estos aspectos psicológicos no es que causen dismenorrea, pero sí disminuyen la efectividad de cualquier tratamiento). Las enfermedades inflamatorias de la pelvis.
Existen dos tipos de dismenorrea:
La dismenorrea primaria aparece con la menarquia (primera regla) o en los años siguientes a su aparición. Es la más frecuente y se debe a las contracciones del útero para expulsar el endometrio. Suele acompañarse de un exceso de producción de hormonas prostaglandinas y una descompensación entre estrógenos y progesteronas.
Por el contrario, la dismenorrea secundaria aparece como consecuencia de alguna enfermedad o anomalía dentro o fuera de la útero. Estas molestias suelen aparecer a una edad tardía y es recomendable acudir al médico para obtener un diagnóstico. Es preciso tratar la causa subyacente para aliviar el dolor.
Entre las patologias que causan dismenorrea se encuentran los miomas uterinos (tumores benignos) o la endometriosis (el tejido del endometrio crece fuera del útero).
La dismenorrea también puede desencadenarse como consecuencia de la una infección bacteriana en el útero, trompas de Falopio, ovarios y otros tejidos de la región pélvica.
Por último, la estenosis cervical (estrechamiento de la abertura del útero) o los quistes o fibromas en el útero son fuente de dolores menstruales.
Se debe consultar con un médico cuando el dolor menstrual es tan frecuente que se considera normal o bien cuando la intensidad del dolor es moderada o severa. También en caso de que el dolor no sea cíclico y aparezca con la regla.