Una variz es una dilatación permanente de una vena superficial. Esta dilatación impide el retorno de la sangre al corazón. Las venas superficiales dilatadas adquieren un color azulado.
Por lo general, las varices aparecen a nivel de las piernas, pero también pueden aparecer en los muslos.
Las varices de los miembros inferiores corresponden a la dilatación anormal de las venas situadas en la superficiie de las extremidades inferiores. Se encuentran con frecuencia en la enfermedad llamada insuficiencia venosa crónica y pueden ser debidos a varios mecanismos. La sangre fluye de las venas pequeñas situadas en los pies hacia las venas más grandes remontando hacia el corazón. En el funcionamiento normal, esto es posible gracias a tres mecanismos: la presión generada por la contracción del corazón, la contracción de los músculos, especialmente en el momento de la marcha que permite un impulso adicional en esa dirección, y la existencia de pequeñas válvulas, situadas en el trayecto de las venas superficiales, que impiden a la sangre volver a descender. En caso de problema a nivel de estas válvulas o debido a la existencia de un obstáculo en la progresión de la sangre, aparece la insuficiencia venosa. Esto provoca una acumulación de sangre en las venas más afectadas y la aparición de varices. Algunos factores aumentan el riesgo de desarrollar varices en las extremidades inferiores: el calor, el sedentarismo, el embarazo, estar mucho tiempo de pie y la mala circulación.
El factor hereditario provoca la aparición de varices en el 50% de los casos. Las varices son más frecuentes en personas de 40 años o más. Esto se debe sobre todo a la disminución del tono muscular. Las varices son más frecuentes en las mujeres. 3 de cada 4 personas que sufren esta afección son mujeres.
El embarazo estimula la dilatación venosa y la presión sobre las venas de las extremidades inferiores. Tanto las hormonas como el peso del bebé disminuyen la tonicidad de las paredes venosas. Las varices que aparecen durante el embarazo desaparecen espontaneamente algunos meses después del nacimiento del bebé.
El dolor es uno de los síntomas principales de las varices. El dolor aparece cuando la persona afectada permanece inmóvil durante mucho tiempo. Se atenúa cuando la temperatura es elevada, por ejemplo durante el verano. Es más intenso al final del día.
Por lo general, las varices tienen la apariencia de un cordón venoso de color azulado. Este cordón se puede apreciar a simple vista, sobre todo cuando la persona afectada está de pie.
El dolor provocado por las varices puede presentarse junto con una sensación de pesadez y ardor a nivel de las piernas.
La persona afectada sufre calambres repentinos durante la noche.
La sensación de hormigueo en las piernas puede ser insoportable. Un edema o hinchazón del tobillo suele darse por las noches. La sensación de tener las venas hinchadas es permanente. Este picor puede provocar lesiones cutáneas sobre las varices o en toda la pierna. Las varices provocan que la persona afectada sienta mucho cansancio al final del día.
La intensidad de los síntomas no siempre es proporcional al tamaño de las varices. Por tanto, las varices pequeñas pueden provocar grandes molestias a las personas afectadas. Las varices se pueden localizar en otras partes del cuerpo:
El diagnóstico de las varices se hace después de un examen físico ya que la variz es fácilmente reconocible. Se pueden realizar varias pruebas clínicas para evaluar la importancia de la insuficiencia venosa. Este examen se puede confirmar mediante una ecografía Doppler venosa que ponen en evidencia los flujos sanguíneos y su circulación. También permiten en ocasiones encontrar causas que puedan ser tratadas. Una flebografía o radiografía del sistema venoso también puede practicarse.
Los tratamientos de las varices varían según la intensidad de los síntomas y el grado de insuficiencia venosa. Los tratamientos de las varices comprenden medidas preventivas indispensables y el uso frecuente de medios de compresión. Solo un médico podrá indicarle el tratamiento más adecuado.
Los medios de compresión representan una medida fundamental del tratamiento de las varices. También son medios preventivos que impiden la aparición de las varices.
Los diferentes medios de contención utilizados son las medias, los pantis, los calcetines o las vendas. Los medios de contención ejercen presión sobre la pierna al nivel de las venas superficiales, impiden la acumulación de sangre en las venas y facilitan así el retorno venoso. La compresión disminuye la intensidad de los dolores.
La compresión impide la aparición de complicaciones, como la aparición de úlceras varicosas. Consulte con un médico. Este lo examinará, determinará la utilidad del tratamiento y le prescribirá una receta.
La escleroterapia se utiliza para tratar varices pequeñas. Este método consiste en inyectar en la varice, con una aguja fina, una sustancia esclerosante (líquido o espumoso) que provoca una retracción, una fibrosis y un endurecimiento de la vena. Este tratamiento desobstruye, reseca y elimina la varice.
Existen muchas técnicas quirúrgicas. La técnica quirúrgica propuesta debe ser la que más se adapte al paciente. El método utilizado depende del examen médico de la enfermedad venosa, del tamaño de las varices y de los resultados del eco Doppler. Se puede proponerlas siguientes cirugía: el stripping, la flebectomía ambulatoria, las técnicas endovenosas y la técnica CHIVA (Cirugía Hemodinámica de la Insuficiencia Venosa realizada Ambulatoriamente).
Estos medicamentos permiten reforzar las paredes de las venas y permitirán aliviar ciertos síntomas de las varices. Evitan en parte la dilatación de las venas.
Alivian la enfermedad y disminuyen las sensaciones de pesadez y de cansancio. También pueden ayudar a disminuir el edema de las piernas. Contribuyen a calmar el malestar de la persona en épocas de mucho calor.
La prescripción del consumo de medicamentos venotónicos es durante varios años. Estas medicinas no impiden la agravación de la enfermedad venosa y no elimina las varices.
Los anticoagulantes impiden la coagulación de la sangre y evitan la formación de coágulos de sangre en el interior de las venas o de las arterias. También impiden la extensión y la migración de un coágulo existente. Los anticoagulantes son utilizados para evitar la aparición de una flebitis o como tratamiento de las varices.
La fatiga, el dolor, los calambres y los edemas podrían agravarse con el paso de los años si la persona afectada no toma ninguna medida de prevención o no sigue un tratamiento. Las varices ya existentes se acentúan aún más. Pueden aparecer otras varices a lo largo de la vena afectada.
Un golpe sobre la vena afectada podría causar la ruptura de una variz externa. En estos casos se produce una hemorragia y es necesario comprimir la herida para detenerla.
Asimismo, los microtraumatismos repetitivos pueden provocar la ruptura de una variz interna y causar una hemorragia dolorosa que provoca la aparición de un hematoma.
Ante una ruptura de varices, es necesario consultar con un médico para empezar un tratamiento y control que permita detener la hemorragia. También es necesario guardar reposo.
El edema o hinchazón del tobillo podría aumentar de volumen y empeorar. También podría aparecer un edema en la pantorrilla.
¡ATENCIÓN! Consulte con un médico de inmediato si el edema de la pantorrilla se presenta acompañado de dolor.
Una circulación venosa deficiente durante muchos meses o años podría causar alteraciones cutáneas (eczema, úlcera o dermatitis ocre). La dermatitis ocre provoca una coloración oscura e irregular en la piel de la pierna afectada.
Por lo general, la úlcera varicosa se produce muchos meses o años después del la aparición de las primeras varices. La úlcera varicosa suele aparecer a nivel de los tobillos. Esta afección puede ser provocada por cualquier traumatismo incluso un pequeño golpe o raspón. Se trata de un lesión dolorosa que demora mucho tiempo en cicatrizar por lo que existe el riesgo de una infección.
La persona afectada debe consultar con un médico que realice los exámenes necesarios (ecodoppler y otros), determine el tratamiento tópico a seguir y controle los riesgos de aparición de una flebitis.
La flebitis es una consecuencia de la formación de coágulos de sangre que obstruyen una vena (profunda o superficial). Las varices provocan una acumulación de sangre que favorece la aparición de una flebitis. Permanecer inmóvil durante mucho tiempo aumenta el riesgo de flebitis. La persona que padece flebitis siente dolor cuando camina y cuando guarda reposo. La pierna de la persona afectada permanece caliente, roja e hinchada.
Por lo general, los casos de flebitis superficial no presentan mayores complicaciones. Sin embargo, una flebitis profunda podría provocar una embolia pulmonar. Una embolia pulmonar se produce cuando una parte del coágulo que obstruye una de las venas profundas emigra a través del torrente sanguíneo hasta una arteria pulmonar. Una embolia pulmonar representa un caso de urgencia médica ya que podría tener consecuencias mortales. Ante la aparición de cualquier de estos síntomas, es necesario consultar con un médico de inmediato.
Para prevenir la aparición de varices en los miembros inferiores hay que evitar el sedentarismo y practicar una actividad física, aunque sólo sea caminar. También es importante evitar la bipedestación prolongada o las piernas cruzadas, elevar ligeramente los pies de la cama, evitar la exposición al calor, (atención particularmente a los sistemas de calefacción a través del suelo) y usar medias de compresión si es necesario.