Kombucha: cómo preparar la bebida y sus principales beneficios

La kombucha, también conocida como té kombucha, es una bebida pribiótica procedente de la fermentación de un té endulzado. Esta bebida milenaria, consumida inicialmente en China, adquirió una enorme popularidad mundial en los últimos años debido a sus propiedades y por su atractivo para sustituir a las bebidas gaseosas.

Origen de la kombucha

Hay que remontarse al siglo I a.C. en China para encontrar los primeros testimonios escritos y relatos acerca de la kombucha. Esta bebida logró extenderse por el sudeste de Asia y Orienta Medio, hasta el punto de que es mencionada en la Biblia, que la describe como una "bebida de vinagre", que muchos achacaron a la kombucha. Su primera ola de expansión hacia Occidente tuvo lugar en la década de los 60 a través del movimiento hippie. En los últimos años, el consumo mundial de kombucha volvió a experimentar un fuerte incremento y actualmente el mercado de esta bebida mueve millones de dólares al año.

Beneficios de la kombucha

La kombucha es una bebida rica en varios elementos, como encimas y vitaminas. Debido a esto, su consumo está relacionado con una larga lista de beneficios para la salud, entre los que destacan la regulación del tránsito intestinal, la desintoxicación y la eliminación de radicales libres, la reducción de la hinchazón corporal, el aumento de la capacidad de absorción de nutrientes en el intestino y la mejora del estado general de la salud gracias all fortalecimiento del sistema inmunológico.

¿La kombucha adelgaza?

Hasta ahora, ningún estudio científico ha podido demostrar la relación entre el consumo de kombucha y la pérdida de peso. Este efecto estaría causado debido al aumento de las capacidades metabólicas del organismo, que pasaría a quemar grasas con mayor rapidez. No obstante, no existe ningún producto que por sí solo permita adelgazar, una acción que requiere combinar una dieta equilibrada con la práctica regular de ejercicio.

Contraindicaciones

En primer lugar, el proceso de fermentación hace que las bebidas adquiera un nivel de alcohol de aproximadamente el 1%. Debido a esto, los niños, las personas con problemas de alcoholismo y aquellas que padecen enfermedades hepáticas no deben consumirla. Esta bebida tampoco es segura para las mujeres embarazadas y las que se encuentran en periodo de lactancia. Las personas que padecen hemofilia, diabetes, síndrome del intestino irritable y diarrea crónica tampoco deben beber kombucha.

Em primeiro lugar, o processo de fermentação torna a bebida levemente alcoólica (teor de, no máximo, 1%). Sendo assim, crianças, pessoas que sofram de alcoolismo e portadores de doença hepática grave não devem consumi-la. A bebida também não é segura para gestantes e mulheres amamentando. Portadores de hemofilia, diabetes, síndrome do cólon irritável e diarreia crônica não devem beber a kombucha.

Cómo tomarla

Algunas personas recomiendan tomar kombucha al despertar y en ayuno. No obstante, no existe una comprobación científica que muestre que esa es la mejor forma de consumir esta bebida en lugar de durante el día. Por esta razón, la única indicación destacada es que, como sucede con otras bebidas con un elevado nivel de cafeína, evitar el exceso en su consumo y prestar atención a los posibles efectos secundarios de su consumo.

Cómo hacer kombucha

Existe un amplio número de marcas industriales que venden kombucha, aunque también es posible prepararla en casa. Su preparación es sencilla, pero requiere paciencia, principalmente en el momento de fermentación

Atención: con el fin de evitar cualquier tipo de intoxicación, se recomienda lavar bien las manos y retirar cualquier tipo de accesorio. Después, esteriliza con agua hirviendo y vinagre blanco todos los utensilios que serán utilizados durante el proceso. Usa botes de cristal y cacerolas de acero inoxidable o de cerámica.

Para comenzar, hierve 3 litros de agua. Después, añade entre seis y ocho bolsitas de té (negro o verde, según su preferencia) y la cantidad de azúcar que emplearías para endulzar el té. Deja que la infusión se enfríe, retira las bolsitas de té y vierte el líquido en un bote. Más adelante, deberás añadir la colonia de bacterias (también conocida como scoby). Puedes encontrar este último ingrediente en cualquier tienda de productos naturales.

Cubre el bote de cristal con un papel o servilleta y amárralo con la ayuda de una goma elástica. No uses tapas, ya que esta mezcla necesita oxígeno. Finalmente, guarda el bote en un lugar oscuro y no lo mueva durante los días siguientes. Esta fermentación tarda entre siete y diez días, dependiendo de la temperatura del lugar y otros factores. El proceso habrá terminado cuando la colonia, que tiene una textura gelatinosa, haya aumentado su tamaño.

Cuando finalices la fermentación, la kombucha estará lista para ser consumida. No obstante, por lo general es preferible realizar una segunda fermentación para añadir sabores más agradables a la bebida. En esta fase entra en juego la creatividad. Es posible mezclar cualquier fruta, verdura o especia con la kombucha. Por eso, llena entre el 20% y el 30% de una botella o bote de cristal con los ingredientes escogidos y completa con kombucha. Tapa el recipiente y déjalo nuevamente en un lugar oscuro durante cinco días. Durante ese tiempo, las bacterias presentes en el té (no hay que añadir más) desprenderán gas carbónico y la bebida tendrá una apariencia final similar a la de una bebida gaseosa.

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