Al igual que las grietas en la piel, los sabañones son males invernales frecuentes. Las personas que sufren de problemas circulatorios son más susceptibles, potenciados por el frío, de padecer este mal.
Los síntomas del sabañón son los enrojecimientos, hinchazones y sensaciones de ardor en las manos y pies (y algunas veces en el rostro).
El sabañón debe ser tratado con precaución: hay que calentar con suavidad la parte afectada. Puede envolverse con un paño caliente y húmedo durante diez minutos. En todos los casos se deben evitar los cambios bruscos de temperatura porque la piel ya presenta traumatismos.
No existe un tratamiento eficaz garantizado contra los sabañones.
Según la gravedad de los sabañones, deberá consultar un médico.
Los masajes localizados (muy suaves) pueden aliviar los dolores al igual que ciertas pomadas y tratamientos homeopáticos y fitoterapéuticos.
El sabañón algunas veces es muy largo de curar. Por eso se debe evitar su aparición, protegiéndose de la combinación fatal de "frío y humedad".
Una medida de protección es el uso de guantes adecuados (un par de guantes lana superpuestos a un par de guantes de seda en climas muy fríos). Asimismo, se recomienda el uso de calcetines que conservan el calor, doble espesor si es necesario (algodón y lana).
La mala circulación sanguínea es aliada ideal del sabañón: no se deben usar medias y zapatos muy ajustados que aprieten los pies y los vuelven más vulnerables al frío.