La infección por el virus del papiloma humano (VPH) provoca la aparición de verrugas genitales y tejido displásico que pueden tratarse con diversas técnicas.
A diferencia de las bacterias, los virus no pueden combatirse con antibióticos.
Ahora bien, aunque actualmente no existe ningún tratamiento médico para eliminar la infección causada por el virus del papiloma humano (VPH), es posible tratar las verrugas y las lesiones intraepiteliales escamosas (LIE) provocadas por los diferentes tipos de VPH.
El virus del papiloma humano es un virus DNA de doble cordón que infecta tanto a las células epiteliales de la piel como a la mucosa.
Se consideran superficies epiteliales todas las zonas cubiertas por piel, mucosa o ambas. Por tanto, las lesiones pueden aparecer en la boca, la faringe, la lengua, las amígdalas, la vagina, el pene y el ano.
No se sabe por qué ciertos tipos de VPH atacan la piel de las manos o de los pies mientras que otros atacan las células que recubren la boca y los genitales tanto masculinos como femeninos.
La transmisión del virus se produce cuando dichas superficies entran en contacto con él, permitiendo su transferencia entre las células epiteliales.
Las variantes 16 y 18 del virus del papiloma humano se transmiten por vía sexual y pueden causar la aparición de dos clases de tejido anormal: el condiloma acuminado y el tejido displásico.
Se trata de una enfermedad de transmisión sexual causada por el VPH. Son verrugas con forma de coliflor. Pueden ser indoloras o, por el contrario, producir cierta irritación, comezón o ardor.
Los condilomas pueden tratarse en cualquier momento y particularmente desde que la enfermedad se agrava o agudiza. No es una enfermedad maligna.
En cambio, el tejido displásico se caracteriza por la presencia de células anormales en la superficie de la piel.
La displasia no es cáncer, pero corresponde a un cambio del tejido previo a la neoplasia o cáncer.
La displasia podría considerarse como un ejemplo de la transición de una célula normal que se convierte en cancerosa. Así, la prueba de Papanicolau puede revelar la presencia de displasia del cuello uterino. También es posible observar la displasia a simple vista con una lupa llamada colposcopio.
Existen varios métodos para tratar las lesiones intraepiteliales escamosas. El primero consiste en la cauterización en frío, es decir, la congelación para destruir los tejidos enfermos.
Las lesiones también pueden tratarse con rayo láser. La cirugía se lleva a cabo con una luz de alta intensidad.
Otros métodos consisten en la extirpación electroquirúrgica para eliminar un tejido mediante un asa de alambre caliente (LEEP) o practicar una intervención quirúrgica ordinaria para tratar las lesiones.
Los métodos descritos en el apartado anterior también pueden utilizarse para tratar las verrugas genitales externas.
No obstante, además de esos métodos, las verrugas genitales externas pueden eliminarse mediante la aplicación directa de dos sustancias químicas potentes: podofilina y ácido tricloroacético.
Asimismo, una crema a base de un compuesto llamado imiquimod también ha sido aprobada recientemente como tratamiento farmacológico eficaz por la Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). En efecto, el imiquimod estimula el sistema inmune para que combata los virus.
Una vez que un virus ha infectado el organismo pasa a formar parte del organismo para siempre. Aunque durante cierto tiempo, comprendidos largos periodos, puede no haber ningún signo externo aparente que indique su presencia, el virus permanece en el organismo de forma latente. Un ejemplo frecuente de esto es el virus del herpes simple que provoca las aftas labiales.
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