La contaminación del aire es un factor de riesgos o una causa directa de numerosas afecciones respiratorias agudas o crónicas.
La contaminación atmosférica designa la concentración creciente en el aire de gases y partículas contaminantes. Se caracteriza por una alteración de los niveles de calidad y de la pureza del aire.
En las ciudades, el aumento de estos contaminantes es principalmente relacionado a la emisión de gases tóxicos por los vehículos a motor y las fábricas.
Entre los elementos y las partículas tóxicas que constituyen la contaminación atmosférica están: el dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2), el ozono (O3) y las partículas de diámetro inferior o igual a 10 ?m (PM10).
Otras partículas, llamadas partículas finas (diámetro inferior a 2,5 micrómetros) tienen la particularidad de quedarse en suspensión en el aire. Sus efectos nefastos sobre las funciones respiratorias actualmente están bien establecidos. El incremento de estas partículas es principalmente debido a las emisiones de motores diésel.
Según un artículo publicado por el Instituto francés de Vigilancia Sanitaria (InVS por sus siglas en francés) en 2012, los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud son observados desde concentraciones bajas, en ausencia incluso de picos de contaminación. Según el InVS, el impacto sanitario es esencialmente debido a los niveles medios de contaminación atmosférica, aparte de los picos de contaminación, incluso si los picos de contaminación provocan un aumento de los casos de hospitalización y de mortalidad.
En marzo de 2014, la OMS considera que 7 millones de defunciones prematuras son provocadas cada año por la contaminación del aire.
El asma es la principal afección causada por la contaminación del aire en numerosos casos. Entre el 10 % y el 35 % de las causas de asma cada 4 millones de casos de asma tratados le son atribuidos.
Las bronquitis agudas son inducidas por una hipersensibilización de los bronquios a la contaminación, lo que favorece a la instalación de un virus o de una bacteria. Cientos de miles de casos anuales de bronquitis aguda son atribuibles a la contaminación, según ciertas estimaciones.
La contaminación del aire es responsable de 134 000 nuevos casos de bronquitis crónica al año, lo que equivale al 10 % de los pacientes que sufren esta afección. La bronquitis crónica es provocada por la irritación de los bronquios debido a los agentes químicos de la contaminación.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica constituye una complicación de la bronquitis crónica. Es permanente y no reversible. Entre el 10 al 15 % de los casos de EPOC son atribuibles al medio ambiente.
Las partículas en suspensión desempeñan un papel importante en la agravación de las alergias provocadas por el polen. En efecto, debilitan los granos de polen y favorecen la liberación de proteínas alergénicas y permiten a ciertos pólenes alcanzar más fácilmente las vías respiratorias, favoreciendo la aparición de asma.
El número de casos de cánceres de las vías respiratorias atribuibles a la contaminación atmosférica es difícil de estimar, en la medida en que esta patología es asociada con varios factores de riesgos.
El número de casos censados es poco elevado en comparación con otras enfermedades debidas a la contaminación del aire.
La tos, la rinitis y la bronquiolitis en el niño forma parte de las patologías respiratorias que pueden ser causadas por la contaminación del aire. Entre las enfermedades cardíacas, es un factor de riesgo de infarto del miocardio, de accidentes vascular cerebrales (AVC) y de angina de pecho.
La contaminación atmosférica es también responsable de varias afecciones del sistema reproductor, como la disminución de la fertilidad masculina, el aumento de la mortalidad intrauterina y de nacimientos prematuros.
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