La esclerodermia es una afección autoinmune que se parece al lupus y a la poliartritis reumatoide. Afecta especialmente a las mujeres adultas y puede presentarse con diferentes formas. La esclerodermia difusa es la forma más grave. Se caracteriza por un engrosamiento de la piel que afecta especialmente a los brazos, piernas, abdomen y a la cara. El pronóstico vital del paciente puede estar comprometido si existe una afectación también de órganos internos como los pulmones, el corazón o los intestinos. Al final, este engrosamiento de la piel puede llegar a ser invalidante para el paciente. No existe tratamiento curativo. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINS) y los corticoides pueden ayudar a controlar los síntomas.