Prozac es un medicamento prescrito principalmente a adultos para tratar cuadros de depresión, trastornos obsesivo-compulsivos y, en ciertos casos, bulimia.
Sin embargo, Prozac también puede ser prescrito a adolescentes y niños de más de 8 años que sufren cuadros de depresión.
Este medicamento se comercializa bajo las formas de comprimidos, cápsulas y solución bebible.
Este medicamento es prescrito en asociación con una psicoterapia a adultos que padecen episodios depresivos, trastornos obsesivo-compulsivos o bulimia. Del mismo modo, este fármaco también es administrado a niños depresivos de más de 8 años en los que las sesiones de psicoterapia no han logrado ninguna mejora.
La dosis inicial recomendada y la duración del tratamiento dependen de los trastornos a tratar.
Prozac está contraindicado en pacientes con hipersensibilidad a su principio activo (la fluoxetina), a otra sustancia de su composición, o en asociación con inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO).
En caso de consumo de IMAO, se deben tener en cuenta los siguientes intervalos:
Prozac puede tener ciertos efectos secundarios en algunas ocasiones. Los efectos secundarios más comunes son: cefaleas, insomnio, fatiga y problemas gastrointestinales (náuseas, diarreas). Otros efectos que pueden aparecer debido al consumo de Prozac son: vómito, sequedad bucal, afecciones cutáneas (erupciones, urticaria y picor), dolor articular (artralgia), bochornos, trastornos de la visión, palpitaciones, disminución de la libido, ansiedad.
El tratamiento con Prozac no debe ser interrumpido repentinamente, sino de manera progresiva.
Una interrupción progresiva del tratamiento evitará la aparición de efectos adversos. Se recomienda reducir la dosis diaria cada semana (o cada dos semanas) bajo supervisión médica.
En caso de aparición de síntomas graves provocados por la reducción de la dosis, será conveniente volver a la dosis precedente.