También denominada dihidroazina, la dihidropiridina es un derivado de la piridina, un disolvente líquido con olor a pescado. La dihidropiridina tiene como efecto principal impedir al calcio penetrar en las células del organismo. Por lo tanto, forma parte de la composición de diversos fármacos anticálcicos, prescritos para tratar diversas enfermedades. Entre las enfermedades más frecuentes que tratan son la presión arterial alta y el angor (o angina de pecho). Los principales efectos secundarios de la dihidropiridina son dolor de cabeza, edema de los tobillos, mareos, presión arterial demasiado baja (baja presión sanguínea) y un aumento en el volumen de las encías (hiperplasia gingival). También puede causar un poco de taquicardia (ritmo cardíaco elevado).