El vértigo es un síntoma que definimos como una ilusión de movimiento del entorno o de uno mismo. La sensación de movimiento es habitualmente de balanceo, giratorio o de desplazamiento, propio o de la base de sustentación (como inclinación del suelo o precipitación en el vacío) pero, en realidad, esas modificaciones en el sujeto o entorno, no ocurren.
El mareo es una alteración del equilibrio también en el que englobamos sensaciones desagradables de vacío en la cabeza, inseguridad e inestabilidad, sensación de malestar y de desmayo inminente, acompañado de náuseas y vómitos, sudoración fría y palidez. El vértigo hace referencia siempre a una alteración del sistema vestibular (alojado en el oído interno y cuyo centro neurológico está en el tronco del encéfalo), mientras que el mareo es un trastorno del equilibrio no siempre relacionado con aquél.
Los vértigos se pueden clasificar de muy diversas formas. Una de ellas se basa en la localización de la enfermedad que lo causa y los divide en periféricos y centrales.
Es el causado por la afectación del laberinto (oído interno) y nervio vestibular (el que lleva la información del equilibrio desde el oído interno al cerebro).Es el más frecuente.
Los pacientes suelen presentar además pérdida de audición y zumbidos, presión y dolor en el oído.
Es debido a la alteración de los mecanismos neurológicos del propio sistema vestibular. En estos casos es frecuente la existencia de alteraciones de la marcha y postura con inestabilidad muy llamativa, visión doble, problemas para la deglución, cefalea intensa, etc.
l ser humano logra un adecuado equilibrio estático (inmóvil) y dinámico (durante la realización de movimientos) gracias a la acción continua, simultánea y congruente de tres sistemas que en conjunto forman el «sistema general del equilibrio».
Nos referimos al sistema vestibular (está en el oído interno y su centro neurológico se sitúa en el tronco del encéfalo), al visual y al propioceptivo o de la sensibilidad profunda muscular, ósea y articular. El sistema general integra en el cerebro toda la información útil para mantener al sujeto estable y que le llega continuamente desde de los tres sub-sistemas antes mencionados.
Cada parte o elemento de información se compara con la que llega desde los otros sistemas y con ciertos patrones de equilibrio que la persona ha adquirido a lo largo del tiempo (con la experiencia) para realizar en todo momento los ajustes posturales necesarios, que permiten mantener el centro de gravedad del cuerpo dentro del área que constituye la base de sustentación.
El oído se encarga del mantenimiento de la mirada y del ajuste postural por medio de unos reflejos denominados vestíbulo-oculomotor y vestíbulo-espinal. Esto es así gracias a la capacidad que tienen unos receptores alojados en su interior para detectar, registrar y analizar las aceleraciones angulares y lineales a las que puede estar sometida una persona en los tres ejes del espacio durante todos los momentos de la vida diaria.
Implicados en el mantenimiento del equilibrio están también el sistema visual que monitoriza dónde se encuentra el cuerpo en el espacio, así como la dirección del movimiento. Los receptores de presión en la piel, fundamentalmente de los pies, nos dicen qué parte del cuerpo se encuentra tocando la superficie, así como los receptores en los músculos y las articulaciones que nos informan de qué parte del cuerpo se está moviendo.
En cuanto a las alteraciones del oído debemos mencionar, por orden de frecuencia:
Todas estas causas representan el 54% de las consultas por mareo y vértigo.
Otras causas de origen otológico o periféricas son los tumores (neurinoma del acústico), traumatismos, infecciosas, tóxicas o idiopáticas (sin origen conocido) que suponen el 33% restante.
Dentro de la patología neurológica, la de origen vascular y la esclerosis múltiple son las de mayor incidencia.