En el deportista, el ritmo cardíaco en reposo es generalmente inferior al de los otros adultos. Los atletas y las personas deportistas que tienen una condición física excepcional pueden tener sólo un ritmo cardíaco de 30 latidos por minuto (cuando lo normal es 60). Esto se explica por una parte por el hecho de que el corazón aumenta de volumen después de realizar entrenamiento durante muchos años y, por otra, por el hecho de que el corazón aprende a economizarse actúando igual de bien con menos latidos.