La listeriosis es una infección provocada por la bacteria Listeria monocytogenes. Puede afectar a las mujeres embarazadas, a los neonatos y a pacientes con el sistema inmune comprometido (como ancianos, enfermos de SIDA, diabéticos, etcétera). Pudede ser grave o difícil de controlar en muchos casos.
La Listeria monocytogenes no produce enfermedad en la persona sana, tan sólo afecta a personas inmunodeprimidas. Podemos analizar muestras del intestino de una persona sana y ver que hay Listeria monocytogenes sin que ello suponga ningún problema.
La Listeria monocytogenes se encuentra en muchos sitios: en el agua fresca y las aguas residuales, el suelo, la vegetación, los animales domésticos, etcétera.
Sin embargo, el principal mecanismo de transmisión hacia el ser humano es la ingestión de la bacteria directamente. La Listeria monocytogenes es peligrosa cuando se encuentra en los alimentos. Los casos de brotes de listeriosis siempre se asocian al consumo de alimentos, la mayoría de las veces envasados, que estaban contaminados por la bacteria en cuestión (embutidos, quesos, ahumados, productos sin pasteurizar).
Desde que una persona ingiere Listeria hasta que desarrolla la enfermedad pueden pasar de dos a seis semanas, lo que hace difícil identificar exactamente cuál era el alimento que estaba contaminado.
Las personas más vulnerables a la Listeria monocytogenes son los ancianos,
los diabéticos mal controlados o con muchos años de evolución de la enfermedad, las mujeres embarazadas, los neonatos, los pacientes con cáncer, los enfermos de SIDA, los pacientes en tratamiento crónico con corticoides y los enfermos del hígado o del riñón.