El pie es una parte compleja del cuerpo, donde se puede producir numerosas patologías, desde las más benignas a las más graves, pudiendo causar al paciente una pérdida de autonomía importante.
El pie es la parte terminal de los miembros inferiores en la cual todo el cuerpo reposa. Permite la posición vertical y caminar, pero también, correr, saltar, caminar sobre terreno accidentado, etc. Es una de las partes del aparato locomotor más complejos que requiere a la vez solidez, flexibilidad y movilidad.
El pie está compuesto por tres partes: retropié, la parte media del pie y el antepié. Comprende 28 huesos, 21 articulaciones, cientos de ligamentos y numerosos músculos.
La bóveda plantar (la parte inferior del pie) se caracteriza por su forma, más o menos plana (pie plano) o cava. Los dedos del pie también presentan tres tipos de morfologías: egipcio, griego o cuadrado. Finalmente, las zonas blandas también constituyen partes importantes del pie, desempeñando un papel particularmente en la circulación de la sangre o la sensibilidad profunda.
Millones de personas sufren de los pies. Existen varios tipos de patologías.
Bajo el efecto del uso de zapatos inadaptados, demasiado apretados o con talones demasiado altos, el sobrepeso, la avanzada edad o razones genéticas, el pie puede deformarse.
Puede ser plano (bóveda plantar muy poco o nada curvo); el apoyo se hace entonces sobre las partes del pie que no son hechas para esto. Puede también ser cavo (bóveda plantar muy curvo) y allí también, el peso es repartido sobre zonas incorrectas, retropié y el antepié.
Un pie plano en el niño de menos de 6 años puede ser completamente normal, debido a una inmadurez del crecimiento. Es aconsejado vigilar pero un tratamiento o el uso de suelas no es obligatorio. Otras deformaciones afectan en particular a las personas de edad como los dedos en martillo. El uso de zapatos inadaptados es a menudo la causa.
Finalmente, el famoso hallus valgus (juanete) es un crecimiento excesivo debido a una deformación del hueso del dedo gordo del pie. Molesto y doloroso, es amplificado por los zapatos, el sobrepeso y el descenso del arco plantar particularmente durante la menopausia. Un tratamiento quirúrgico debe ser contemplado rápidamente. Puede provocar, como el hallus rigidus, un metatarsalgia, un dolor en la parte blanda del antepié, obligando a usar suelas y a realizar sesiones de terapia.
En el caso de un hallux rigidus o de gota, el dedo gordo del pie es afectado, pero las patologías son diferentes. El Hallux rigidus es una forma de artrosis que se trata con kinesiterapia y el uso de suelas. La gota se trata con una dieta alimentaria adaptada y un tratamiento médico.
La piel de los pies está sometida a numerosas agresiones, a las cuales va a reaccionar y provocar patologías generalmente benignas, pero las cuales pueden agravarse en caso de ausencia de tratamiento.
Es la forma menos grave de la patología de la piel de los pies. Debido a los frotamientos de la piel entre dos partes duras, el hueso y el zapato, se define como un espesamiento de la piel, la hiperqueratosis, formando los callos. Redondos y ligeros, son benignos, pero pueden provocar una inflamación de las articulaciones si no son tratados.
Más anchos que las callos, las callosidades no son dolorosas y se evitan llevando zapatos confortables y talones de una altura máxima de 4 a 5 centímetros.
El ojo de perdiz tiene las mismas causas que los callos pero se caracterizan por una piel blanda y blanquecina, debida al sudor. En efecto, esta patología se desarrolla sobre todo entre los dedos del pie, bajo el efecto del sudor.
El pie de atleta y la micosis de las uñas se desarrollan debido a hongos y provocan picores. La prevención consiste en una higiene perfecta y una elección de zapatos confortables.
Las grietas se forman por la sequedad intensa de la piel. El sol, los baños frecuentes y el uso de sandalias las favorecen. La hidratación intensa es el tratamiento adecuado.
Las uñas encarnadas son dolorosas. Se evitan cortando las uñas, el corte debe ser recto y poco profundo. La pedicure trata esta patología.
Sobreexigido por una práctica deportiva intensiva y sin calentamiento, el talón de Aquiles puede desarrollar una tendinitis, la tendinitis aquilea. Esta patología se trata mediante kinesiterapia y descanso, pero las infiltraciones se tienen que dejar.