Un paciente es considerado hipertenso cuando presenta una presión sistólica igual o superior a 140mmHg y/o una presión diastólica igual o superior a 90 mmHg. El médico debe realizar 2 tomas de la presión arterial en el consultorio en 3 consultas médicas diferentes y en un intervalo de 3 a 6 meses. Si el paciente presenta una presión sistólica igual o superior a 140 mmHg y una presión diastólica de 90 mmHg en las 3 ocasiones, entonces se trata de un paciente con hipertensión arterial.
El objetivo principal del tratamiento medicamentoso es disminuir la presión arterial sistólica a un valor inferior a 14 y la presión arterial diastólica a un valor inferior a 9. El segundo objetivo es evitar complicaciones mayores propias de la hipertensión arterial.
Aparte del tratamiento medicamentoso, el paciente hipertenso también debe adoptar un conjunto de medidas higiénico-dietéticas. Todos los pacientes hipertensos deben cumplir con estas medidas sin importar el valor de presión arterial que presenten o si siguen o no un tratamiento medicamentoso.
Es indispensable que los pacientes que siguen un tratamiento medicamentoso también cumplan con las medidas de prevención más indispensables: controlar el peso, el nivel del colesterol y el nivel de glucemia, suprimir el consumo de tabaco, disminuir el consumo de alcohol y sal, realizar una actividad física regularmente, mantener una alimentación equilibrada.
El tratamiento a seguir debe ser determinado después de evaluar el riesgo cardiovascular global. Para calcular este riesgo es posible basarse en los siguientes parámetros: edad (> 50 años en el caso de los hombres y > 60 en el caso de las mujeres), tabaquismo (actual o hasta 3 años atrás), diabetes (tratada o no tratada), accidente cerebro vascular precoz (< 45 años) y algún tipo de dislipidemia. También han de tenerse en consideración los antecedentes familiares de accidente cardiovascular prematuro: infarto de miocardio o muerte súbita del padre o de un familiar de primer grado (antes de los 55 años para varones y antes de los 65 años para mujeres).
Otros factores de riesgo son la obesidad abdominal y el sedentarismo.
Asimismo, el médico debe evaluar los órganos que suelen ser afectados por este tipo de enfermedad y detectar alteraciones cardiovasculares o renales.
Existen muchos medicamentos destinados a controlar los casos de hipertensión arterial esencial o primaria. Entre estos medicamentos tenemos: diuréticos, antibloqueantes, inhibidores cálcicos, los antagonistas de la angiotensina II, los inhibidores de la enzima de conversión (IEC). El tratamiento medicamentoso propuesto por el médico depende del estado o del grado de la hipertensión arterial y de las complicaciones que podrían presentarse.
La elección del medicamento depende de varios factores como, por ejemplo, las causas y el tipo de hipertensión, la eficacia y la tolerancia al medicamento, las ventajas y los riesgos asociados.
Es recomendable empezar el tratamiento con un medicamento o con la combinación controlada de dos medicamentos a dosis bajas. En un primer momento, el médico recomendará un solo medicamento contra la hipertensión.
El médico puede prescribir otros dos medicamentos si el consumo del primer medicamento no logra disminuir la hipertensión arterial aun cuando el paciente ha cumplido con todas las medidas de prevención (control del peso, del colesterol y de la glucemia, disminución del tabaco, del alcohol y de la sal...). Es posible combinar dos medicamentos de segunda intención después de consumir un medicamento inicial durante 4 semanas sin obtener resultados.
Es posible prescribir dos medicamentos antes de las 4 semanas solo en caso de:
Presión arterial mayor o igual a 180-110 mmHg.
Presión arterial de 140-179/90-109 mmHg.
Si se ha logrado controlar la hipertensión, el paciente puede continuar con el tratamiento inicial. Si el paciente no reacciona favorablemente o si presenta efectos indeseables, el médico debe cambiar el tratamiento.
En algunas ocasiones, los pacientes que presentan una presión arterial severa deben consumir 3 o más tipos de medicamentos diferentes.
Por lo general, el tratamiento de la hipertensión dura varios años y puede prolongarse durante toda la vida.
El médico puede autorizar la reducción de las dosis de los medicamentos cuando la tensión arterial alcanza valores normales y se mantiene estable durante varias semanas.
El tratamiento de la hipertensión es un tratamiento a largo plazo. El paciente hipertenso debe cumplir este tratamiento durante muchos años e incluso durante toda su vida. El paciente debe respetar y aceptar el tratamiento. De lo contrario, corre el riesgo de no cumplir con las dosis diarias de los medicamentos. Es indispensable comprender la importancia de este tratamiento para evitar la aparición de complicaciones mayores (alteraciones cardíacas, cerebrales o renales, impotencia.....).
Una interrupción repentina del tratamiento (sin autorización del médico) puede provocar un "efecto rebote" y agravar la hipertensión.
Factores que alteran la presión arterial
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